Cine de Espada y Brujería de los 80
Hoy seguimos hablando de la explosión del cine de Espada y Brujería en los 80. Esta es la segunda parte de dos posts. En el primero, exploramos el auge y la influencia de este peculiar cine hasta 1984, cuando se estrena la segunda parte de Conan. En el segundo, este, retomamos desde ese año hasta el final de la década.
La vuelta de Conan: 1984
Antes de nada, te recomiendo que le eches un vistazo a la primera parte, aunque no es completamente necesaria para seguir en este y puedes verla después, lo cierto es que entenderás mejor las referencias si lo haces así. Dejo el link por algún lado de la pantalla o si no, en la descripción.
Dicho esto, vamos con la segunda parte de Conan, Conan el destructor. Dirigida esta vez por Richard Fleischer, tras la renunca de Milius, es la secuela directa de Conan el bárbaro y ofrece una versión bastante más ligera y accesible de las aventuras del célebre guerrero interpretado por Arnold Schwarzenegger.
A diferencia de la primera entrega, que se inclinaba hacia una atmósfera más oscura y violenta, esta película adopta un tono más cercano a la fantasía clásica, con mayor énfasis en la aventura y el humor. Fleischer, veterano director, imprime un ritmo más ágil y un enfoque visual menos sombrío, lo que si bien diluye parte de la intensidad del original, hace que la película resulte más cercana al público juvenil, algo deseado tanto por el director como por Universal, que opinaba que la primera parte hubiera tenido más éxito de haber sido menos violenta.
El elenco incluye esta a vez a Grace Jones en el papel de la feroz guerrera Zula y a Wilt Chamberlain como el imponente guerrero Bombaata, quienes aportan carisma y dinamismo a la historia. Mako regresa como el mago Akiro, proporcionando un alivio cómico efectivo, mientras que Olivia d’Abo interpreta a la inocente princesa Jehnna, cuyo destino impulsa la trama. Schwarzenegger continúa consolidando su presencia como Conan, aunque en esta ocasión el personaje se presenta con menos crudeza. La trama, ideada entre otros por Roy Thomas, sigue una estructura sencilla pero funcional, permitiendo que las secuencias de acción y los enfrentamientos con criaturas fantásticas se conviertan en el verdadero atractivo del filme.
Si bien carece de la profundidad y la gravedad de su predecesora, su valor radica en su espíritu de entretenimiento directo. Las coreografías de combate y los efectos especiales, aunque modestos para los estándares actuales, mantienen cierto encanto artesanal propio de la época. La película no pretende reinventar el género, pero cumple su objetivo de ofrecer una aventura llena de acción, criaturas mitológicas y escenarios exóticos. Para los seguidores de la fantasía épica, representa una secuela que, aunque menos memorable, sigue siendo una pieza digna dentro del universo de Conan.
Con 18 millones de USD de presupuesto, la película tuvo una recaudación más modesta que su predecesora, pero aún elevada, en torno a los 30 millones de USD.
Como me pasó en el post anterior, tengo algunas dudas y no tengo claro por ejemplo si podría poner ahora aquí El amo del calabozo, The Dungeonmaster. Es una película de fantasía algo rara, producida por Charles Band, que consta de siete segmentos llevados adelante por distintos directores, reflejando influencias de películas como Tron o el mundo de Dungeons & Dragons.
La trama sigue a Paul, un programador enfrentado a desafíos mágicos por un hechicero demoníaco llamado Mestema, quien desea probar la tecnología contra la magia. Paul, con ayuda de su computadora inteligente, supera varios retos en diferentes escenarios hasta derrotar a Mestema en una pelea final. Aunque se llegó a empezar a rodar una secuela en 1988, esta nunca fue completada.
Volviendo a la Espada y Brujería clásica, aunque con muchas menos pretensiones que Conan, se produjo El guerrero y la hechicera, dirigida por John C. Broderick. Es una producción estadounidense-argentina, protagonizada por David Carradine en el papel de Kain, un enigmático guerrero errante, el filme se apoya en una estética desértica y minimalista que delata su bajo presupuesto, aunque intenta compensarlo con una atmósfera de intriga y enfrentamientos constantes. La historia transcurre en un pueblo azotado por la guerra entre dos facciones rivales, que luchan por el control de un pozo. Kain, motivado por intereses propios, manipula ambos bandos en busca de una misteriosa hechicera y la posibilidad de cambiar el equilibrio de poder.
Carradine aporta su presencia característica, encarnando a un héroe cínico y lacónico que recuerda a los espadachines solitarios del cine clásico, aunque con una interpretación que a veces parece más desganada que carismática. María Socas destaca en el papel de la hechicera Naja, aportando el componente místico y sensual. Lamentablemente, tuvimos que despedir hace no mucho a esta polifacética actriz argentina, que sería conocida principalmente como villana de telenovelas, pero que participa en los 80 en varias películas producidas por Corman.
La dirección de Broderick, aunque funcional, no logra dotar a la película de un ritmo constante, y algunas secuencias de combate resultan repetitivas. Sin embargo, la ambientación, con sus paisajes áridos y sus aldeas en ruinas, logra transmitir una sensación de decadencia acorde con el tono de la historia.
Por desgracia, sus limitaciones son evidentes. Además de sumar muchos de los malos tópicos del género, como por ejemplo que todas las mujeres de la película aparecen prácticamente desnudas.
Pero en fin, con todo, su estructura simple la convierten en un entretenimiento modesto pero efectivo. Aunque carente de profundidad narrativa, proporciona un viaje breve y lleno de violencia, cumpliendo su papel dentro de las producciones de serie B.
En el Reino Unido se produjo El Caballero Verde, estrenada como Sword of the Valiant, que dirigida por Stephen Weeks, es una adaptación libre del romance artúrico Sir Gawain y el Caballero Verde, protagonizada por Miles O’Keeffe, el de Ator, como Sir Gawain y Sean Connery en el papel del misterioso Caballero Verde. La película sigue a Gawain, un joven caballero de la corte del Rey Arturo, quien acepta el desafío del Caballero Verde de recibir un golpe mortal a cambio de devolver el golpe un año después. Lo que sigue es una serie de aventuras y pruebas que ponen a prueba el honor y la valentía de Gawain.
A pesar de contar con un reparto llamativo, incluyendo a Connery con una armadura brillante y una melena plateada, la película carece de la profundidad poética y la épica del material original y se inclina más hacia el espectáculo visual y la acción de capa y espada. La producción se ve limitada además por un presupuesto relativamente modesto, que resulta en efectos visuales rudimentarios y escenarios poco convincentes. La interpretación de O’Keeffe es funcional, pero no logra dotar al personaje de Gawain de suficiente carisma o complejidad, mientras que Connery, aunque carismático, aparece de forma intermitente y su presencia no logra elevar la película más allá de lo anecdótico.
Por supuesto, las producciones italianas no faltaron este año. Para empezar, tenemos la secuela de Ator, Ator 2, que en inglés se estrenó como Blade Master. Dirigida también por Joe D’Amato, retoma las aventuras de Ator con O´Keefe. La película, claramente de bajo presupuesto y filmada con rapidez, muestra a Ator enfrentándose al villano Zor (David Brandon) para proteger un artefacto de gran poder descubierto por el sabio Akronos (Charles Borromel). Acompañado por Mila (Lisa Foster), hija de Akronos, y su asistente Thong, Ator atraviesa diversos peligros, culminando en una batalla final sin desperdicio.
A pesar de sus numerosas deficiencias, la película ha ganado notoriedad en parte gracias a ser un clásico del cine “tan malo que es bueno”.
Este año, además, basado en la novela de H. Rider Haggard, Avi Nesher dirigió She. Protagonizada por Sandhal Bergman, la Valeria de Conan, es otro ejemplo de película de Espada y Brujería con protagonista femenino que igualmente no se salva de cumplir con todos los tópicos ya no del género, sino del cine italiano del género, que intenta capturar un poco de todo lo que estaba de moda. Una mezcla entre Conan y Mad Max, dicen en algunos sitios.
Puede tener cierto interés por la estrafalaria mezcla que hace entre espada y brujería y cine apocalíptico, pero poco más. Una propuesta de serie B claramente de Buy and Fly.
Pero bueno, en 1984 y siguiendo en Europa, nos vemos obligados a llegar hasta Alemania. No es que me haya resistido hasta ahora, sino que creo que es necesario todo el contexto anterior, incluido el post anterior, para que podamos encasillar la adaptación de la novela de Ende, La Historia Interminable, dirigida por Wolfgang Petersen.
Tengo un post para explicar por qué el autor, Ende, odiaba esta adaptación. Lo cierto es que el tema de la novela y el de la película no es que sean muy distintos, es que son prácticamente opuestos, lo que explica el enfado del autor, que yo comparto, a pesar de ser quizá una de las películas que más he visto en vida. De pequeño la tenía en bucle y a día de hoy aún recuerdo diálogos enteros de memoria.
Pero la película tiene además de sentidos diferentes al libro, carencias importantes. Parece que se termina a mitad, sin llegar a conclusiones, y el desarrollo de los personajes es sencillamente malo. Si hay que decirlo, se dice sin miedo. A veces la nostalgia pesa sobre la calidad.
Dicho esto, el filme es visualmente atractivo y lleno de imaginación, caracterizado por una banda sonora excelente y sus impresionantes efectos especiales para la época, que permiten que criaturas fantásticas como el dragón volador Fújur o el lobo Gmork cobren vida. De hecho, Petersen parece estar más centrado en la espectacularidad visual que en transmitir la carga emocional que Ende tan hábilmente integró en su novela. Esto hace que la película, en vez de ser un reflejo de la lucha interna de Bastian y su conexión con el mundo de Fantasía, se convierta en una aventura más superficial, que se adentra en temas de heroísmo y valentía, pero sin explorar adecuadamente los dilemas existenciales de los personajes.
Sería injusto finalizar 1984 sin al menos mencionar algunas producciones menos conocidas, como la tailandesa The Noble War, una adaptación del Ramakien, que consiste en una traslación al contexto tailandés de la epopeya hindú Ramayana. También la producción sueca-noruega Ronja, que cuenta la historia de dos hermanos enfrentados, la soviética Werewolf el brujo, inspirada en el folklore de países nórdico, cuenta como tres hermanos domestican una manada de lobos para hacerse pasar por brujos, o la indonesa The Devil´s sword (Golok Setan en el original), dirigida por Ratno Timoer, que cuenta la búsqueda de una espada antigua, forjada con el metal de un meteorito.
1985: ¿El mejor año?
Quizá 1985 fue el mejor año para el género de Espada y Brujería, no por la cantidad de películas, que también tiene unas cuantas, sino por su calidad.
Para empezar, sin duda, citar Lady Halcón, una obra maestra del género. Dirigida por Richard Donner, es una mezcla de fantasía medieval y romance que sigue la historia de un caballero interpretado por Rutger Hauer y su lucha para reunirse con su amada interpretada por la siempre genial Michelle Pfeiffer, a quienes un hechizo ha condenado a vivir separados, pues él es un lobo de noche y ella una halcona de día. El reparto también incluye a Matthew Broderick, que se une a la pareja en su misión de romper la maldición. La película destaca por su atmósfera de fantasía épica y sus impresionantes paisajes, con una fotografía que captura la belleza de las locaciones europeas.
Donner, conocido por su trabajo en la profecía, Superman o más tarde Los Goonies y Arma Letal, logra crear una narrativa visualmente atractiva. La química entre Hauer y Pfeiffer es palpable y las secuencias de acción están bien ejecutadas, el guion es suficiente, sin llegar a profundizar demasiado pero sin quedar simplón. Además la película fue nominada a dos óscars relacionados con la parte de sonido.
Lady Halcón ofrece un enfoque algo atípico al género de fantasía medieval. Quizá la película no es un clásico en el sentido más profundo, pero tiene una aura nostálgica y un encanto especial que ha asegurado su lugar en el corazón de los fanáticos de la fantasía de los años 80.
Y también de este año es Legend. Dirigida por Ridley Scott, Legend es una obra visualmente deslumbrante que se sumerge en un mundo de fantasía en el que un joven héroe, Jack (Tom Cruise), debe enfrentarse al malvado Señor de la Oscuridad (Tim Curry) para salvar a una princesa (Mia Sara) y restaurar la luz al mundo. Con una atmósfera de cuento de hadas oscura y una estética medieval, el filme destaca por su impresionante diseño de producción, que refleja la maestría visual característica de Scott, especialmente en la creación de criaturas y entornos fantásticos. Y en la versión del director, la película presenta una atmósfera aún más sombría y melancólica.
Aunque es cierto que el guion puede ser algo predecible y los personajes carecen de desarrollo profundo, el aspecto visual es muy bueno y la atmósfera de la película es genial. Tom Cruise, a pesar de ser joven en el papel, aporta la energía y determinación necesarias para el personaje de Jack y Tim Curry, como el Señor de la Oscuridad, es, sin lugar a dudas, el punto más brillante de la película, entregando una interpretación memorable y aterradora que se queda en la mente del espectador.
Del 85 tenemos también El guerrero rojo, estrenada en Estados Unidos como Red Sonja, es también de este año. Inspirada en un personaje de Howard, o en parte de él, y en el personaje del cómic, esta película intenta continuar con el tirón de Conan.
Dirigida por Richard Fleischer, sigue a la guerrera Red Sonja (Brigitte Nielsen), que busca vengar la muerte de su familia y detener a un tirano que ha desatado el caos en su mundo. La historia ofrece algunas dosis de acción y aventura, con un desarrollo predecible y sin giros intrigantes.
Brigitte Nielsen, en el papel principal, aporta presencia física y determinación a su personaje, aunque su actuación es más rígida que carismática, lo que le impide conectar de forma profunda con la audiencia. Arnold Schwarzenegger, interpreta a un personaje secundario llamado Kalidor, aunque yo estaba convencido de que era Conan. De hecho hubiera dicho que hace de Conan si no llega a ser porque hablando con un amigo hace pocos días me aseguró que no. Como me fío de él en estas cosas, lo comprobé, y efectivamente, no. En todo caso, el bueno de Arnold parece estar ahí más por su estatus de estrella de acción que por una necesidad narrativa, lo que contribuye a que la película se sienta algo desbalanceada. Además, la química entre Nielsen y Schwarzenegger es mínima.
Igualmente, a pesar de sus defectos en cuanto a guion y desarrollo de personajes, Red Sonja tiene su valor como un producto de entretenimiento de los años 80, con sus batallas coreografiadas y escenarios impresionantes. Dicho esto, fue un estrepitoso fracaso. Con un presupuesto de casi 20 millones de USD, su recaudación no llegó a los 7 millones, demostrando cierto cansancio en el género.
Otro fracaso de taquilla y que en ocasiones se ha considerado como desastre, aunque no es para nada mi opinión, es la película de dibujos animados Tarón y el caldero mágico. Dirigida por Ted Berman y Richard Rich, es una de las películas más oscuras y arriesgadas de Disney, que debido a su atmósfera sombría y su intento de diferenciarse de otras producciones de la compañía, no logró encontrar una conexión completa con su audiencia.
Basada en la serie de libros Las Crónicas de Prydain de Lloyd Alexander, la historia sigue a Taran, un joven que se embarca en una misión adelantarse a un rey que busca el poder absoluto que le otorgaría un caldero mágico. La trama, aunque bastante épica, es algo enredada y parece demasiado ambiciosa para el formato familiar de Disney, lo que provoca que algunos momentos clave queden deslucidos por el ritmo irregular y los personajes algo estereotipados.
Visualmente, destaca por una animación que se aparta de los colores brillantes típicos de Disney en favor de un estilo más sombrío, especialmente en las escenas con el caldero. Sin embargo, como pero, la película también representa una de las primeras experiencias de Disney con el uso de la tecnología de animación digital, lo que, aunque innovador en su momento, no permite la misma suavidad ni la magia visual de otras producciones del estudio, especialmente las posteriores.
En resumen, es una película relevante, con ideas interesantes. Y aunque mi crítica sería que al final es demasiado infantil para el público adulto y demasiado adulta para el público infantil, creo que hay que verla si te gusta el género de espada y brujería.
También de dibujos animados, y también un fracaso, fue El Cazador de Estrellas, Starchaser. Dirigida por Steven Hahn, es una curiosa mezcla de animación, heredera de Bakshi, con toques de ciencia ficción que busca emular el éxito de las épicas espaciales como Star Wars, pero con una estética más rudimentaria, claro. La historia sigue a Orin, un joven de origen humilde que descubre que es el heredero de un poder antiguo y debe embarcarse en una misión para derrotar al malvado Zygon y liberar a su pueblo. A pesar de la premisa interesante y el claro homenaje a los clásicos del cine de aventuras, cae en clichés fácilmente reconocibles y con poca profundidad emocional.
La pongo como espada y brujería, aunque algunos no lo hacen, porque creo que bebe de películas como el cristal oscuro. Al final es una animación para adultos correcta que sirve a su propósito.
En España, este año se estrenó El caballero del dragón, dirigida por Fernando Colomo, una película de ciencia ficción que mezcla elementos medievales con un toque surrealista. O que mezcla elementos surrealistas con medievales, más bien.
Protagonizada por Miguel Bosé como un extraterrestre que llega a la Europa medieval y se enamora de la princesa Alba, la historia se enreda en un conflicto entre el conde de Rue y los villanos Fray Lupo (Fernando Rey) y el capitán Klever (Harvey Keitel). Aunque el concepto promete una aventura interesante, el resultado final es… bueno, es considerada una de las peores películas de Colomo y del cine español en general, debido a su desarrollo inconsistente y falta de una ejecución efectiva. Pero es de esas películas que hay que ver si eres fan del género.
En 1985 tampoco faltaron las producciones estadounidenses-argentinas, aunque no sabría decidir cuál de las dos principales es peor. En fin, empezamos por la calidad y ahora estamos en la cantidad.
Empecemos por La Reina de Barbaria, una película de fantasía dirigida por Héctor Olivera y producida por Roger Corman. Protagonizada por Lana Clarkson como la valiente Reina Amethea, la película sigue a una mujer que, tras el brutal ataque de las fuerzas de Lord Arrakur (Armando Capó, que firma como Arman Chapman) a su aldea, se embarca en una misión de venganza junto a sus dos compañeras, interpretadas por Katt Shea y Susana Traverso, para rescatar a su prometido que está prisioneros y destruir la tiranía de Arrakur. A lo largo de su viaje, la película alterna entre escenas de acción que pretenden emular la épica de otras producciones de la época, pero que a menudo se ven afectadas por una trama más predecible y un ritmo algo irregular.
La actuación de Clarkson, que ya había participado en otras películas del género aunque en papeles menores, como en Deathstalker, y que lamentablemente fue asesinada en 2003 por el productor Phil Spector, es sólida, pero limitada por un guion que recurre a estereotipos y un exceso de situaciones que en ocasiones rozan lo estrambótico, sin buscar profundizar en los matices emocionales de los personajes. La película no escatima en violencia y escenas de acción, pero se siente a menudo más interesada en lo sensacionalista que en construir una narrativa más robusta. Aunque el diseño de la producción y los efectos especiales son modestos, la película tiene una atmósfera de serie B que, en parte, le otorga un encanto involuntario. Esto y la actuación de Clarkson le otorgan su estatus de culto.
Por su lado, Los hechiceros del reino perdido, es una típica película de espada y hechicería que, a pesar de sus limitaciones de presupuesto, logra ofrecer una dosis de entretenimiento para los aficionados del género. Dirigida también por Héctor Olivera, como la anterior, y escrita por Ed Naha, la película cuenta con un reparto encabezado por Bo Svenson como Kor y Vidal Peterson como Simon, el joven aprendiz de mago. La trama sigue a Simon, quien, tras el asesinato del rey y el secuestro de la princesa, se embarca en una peligrosa misión para salvar su reino con la ayuda del guerrero Kor. A lo largo de su aventura, los personajes se enfrentan a criaturas míticas y luchan contra el malvado hechicero Shurka, interpretado por Thom Christopher, en un enfrentamiento final que involucra magia y sacrificios heroicos. Cabe destacar también la aparición de la actriz María Socas.
El guion, aunque predecible y algo básico, presenta los elementos característicos del subgénero, con hechizos, criaturas fantásticas y una épica búsqueda de rescate. En cuanto a la estética y la atmósfera, no oculta su origen como una de las películas producidas en Argentina por Roger Corman en los años 80, lo que le otorga ese aire de película de serie B que la hace atractiva para los fans del cine fantástico de bajo presupuesto. Sin grandes pretensiones, la película ofrece lo que promete: magia, aventuras y batallas, pero sin muchas sorpresas ni giros narrativos destacados. Tuvo cierto éxito, sobre todo en videoclubs, lo que justificará una secuela en 1989, dirigida esta vez por Charles B. Griffith, de la que hablaremos luego, o al menos la citaremos.
En fin, para quienes disfrutan de la nostalgia de las películas de espada y brujería, puede ser una opción agradable, pero poco más.
Pero no podían faltar las producciones italianas. En este caso, destacaría La Furia del Coloso, la secuela de las aventuras de Hércules, que comentamos entre las películas de 1983. Dirigida y escrita de nuevo por Luigi Cozzi y protagonizada nuevamente por Lou Ferrigno, la trama sigue a Hércules en su misión para recuperar los Siete Poderosos Rayos de Zeus, que han sido robados por dioses vengativos, lo que ha dejado a Zeus impotente y provocado una amenaza de colisión entre la Tierra y la Luna. A lo largo de su viaje, Hércules combate monstruos, resucita a antiguos guerreros como el Rey Minos y forma alianzas. La película destaca por sus batallas espectaculares y sus efectos especiales de bajo presupuesto.
Y antes de terminar, destacar algunas películas que valen la pena, a pesar de ser menos conocidas, como la soviética Eirik, corazón de vikingo, que narra las aventuras de Eirik, que tras la muerte de su familia es adoptado por los vikingos por su valentía o la estadounidense- japonesa, Sword of heaven, que entra en el género por los pelos, donde un policía japonés viaja a los Angeles y combate el crimen con una espada mágica, o The lost empire, una cuidada en lo estético producción estadounidense, pero poco más y que adolece de demasiadas deficiencias como para hablar mucho más de ella. Es interesante por el hecho de tener tres protagonistas femeninas, pero a partir de eso es una colección de tópicos del género que en algún momento hace que te preguntes si es una parodia o va en serio, especialmente al final.
Y desde luego, no podrían faltar en nuestra lista las frikadas incluso dentro de lo más friki, como son la película Altar, de Remzi Jöntürk, una visión turca de Conan el Bárbaro, o Hee-así con dos es,-man, una versión filipina de He-Man y los másters del universo, que a día de hoy no tengo claro si va en serio o en broma. Bueno, sí lo tengo claro, va en broma. Ambas películas curiosidades sin más. Que al menos yo veo como de puro completismo.
1986
1986 fue otro buen año para el cine de Fantasía. Para empezar, se estrenó la maravillosa Dentro del Laberinto, dirigida por Jim Henson, una película que combina elementos de fantasía y aventura con una estética única. Protagonizada por Jennifer Connelly como Sarah Williams, una adolescente que se ve atrapada en un laberinto mágico, la película es conocida por su visualidad deslumbrante y su atmósfera inquietante. El icónico David Bowie interpreta a Jareth, el Rey de los Goblins, quien secuestra al hermano pequeño de Sarah, obligándola a embarcarse en una misión para rescatarlo. Con una historia que toca temas de madurez, autodescubrimiento y el choque entre la fantasía y la realidad, Dentro del Laberinto se presenta como una fábula moderna en la que lo absurdo y lo maravilloso se entrelazan, creando un mundo completamente fascinante y extraño.
Desde el punto de vista visual, la película destaca por su producción de títeres y efectos especiales innovadores para la época, típicos del estilo único de Henson, el creador de los Teleñecos. Los diseños de criaturas y seres que habitan el laberinto, son memorables, con un estilo que desafía las convenciones y sumergen al espectador en un universo onírico. Como no acordarse de Hagel o de Ludo.
La película también cuenta con una banda sonora memorable, que incluye canciones interpretadas por Bowie, cuya presencia y estilo único le da al film un toque adicional de encanto y excentricidad.
Dentro del laberinto tuvo una buena taquilla, aunque discreta respecto a su presupuesto. Generó unos 30 millones de USd frente a los 20 que costó, pero aun así, con el tiempo, ha adquirido un estatus de culto entre los fanáticos de la fantasía y la cultura pop de los años 80. El trabajo de Henson y su equipo se aprecia más como una obra de arte visual que como una pieza cinematográfica convencional.
La actuación de Connelly es encantadora, demostrando que en el cine de fantasía el protagonismo femenino no tiene por qué ir acompañado de hechizos poderosos ni de guerreras amazonas. Dentro del Laberinto es una película que sigue siendo admirada por su valentía a la hora de experimentar con el surrealismo, el simbolismo y la creación de mundos que no se limitan a las reglas tradicionales del cine.
También tenemos este año Los inmortales, estrenada como Highlander en Estados Unidos. Dirigida por Russell Mulcahy, es una película de fantasía y acción que ha perdurado como un clásico de culto. La trama sigue a Connor MacLeod (interpretado por Christopher Lambert), un inmortal que, a lo largo de siglos, lucha por sobrevivir en un mundo de otros inmortales, todos ellos buscando enfrentarse en un combate final para recuperar su mortalidad. El conflicto central de la película es la lucha entre MacLeod y el villano interpretado por Clancy Brown, mientras el protagonista intenta desentrañar su naturaleza y encontrar un propósito en un mundo donde es perseguido por su inmortalidad. La película también presenta a Sean Connery en el papel de Juan Sánchez Villalobos Ramírez, el mentor de MacLeod, quien le enseña a sobrevivir en el mundo de los inmortales.
La película se caracteriza por su montaje dinámico, que fusiona escenas de acción modernas con secuencias que retroceden en el tiempo, mostrando momentos clave de la vida de MacLeod a través de diversos periodos históricos, desde la Escocia medieval hasta la Nueva York de los años 80. Esta estructura narrativa no lineal, junto con los enfrentamientos de espadas y las impresionantes escenas de acción son el sello de la película.
Pero uno de los aspectos que más ha contribuido al legado de los inmortales es su banda sonora, que cuenta con canciones emblemáticas de la banda Queen, cuyo estilo épico y emocional complementa perfectamente la atmósfera de la película. Temas como “Who Wants to Live Forever” no solo refuerzan la emoción y el drama, sino que también se han convertido en sinónimos de la obra misma.
Dicho esto, tampoco faltan producciones argentinas este año. La más destacable es El Enigma del Talismán, que se estrena como Amazonas (Amazons) en Estados Unidos. Dirigida por Alejandro Sessa y basada en el relato Agbewe’s Sword de Charles R. Saunders, que participa también como guionista. La película presenta un mundo de guerreras mágicas, luchando contra las fuerzas del mal, encabezadas por el villano Kalungo, interpretado por Joseph Whipp, que hace de policía en Pesadilla en Elm Street o en Scream más tarde.
La verdad es que el trabajo de dirección de Sessa es visualmente interesante en algunos momentos, pero no logra crear una atmósfera de tensión que la trama hubiera requerido. Las escenas de combate son algo artificiales y la historia parece estancarse en su desarrollo. Igualmente, es una película de culto del género.
Para terminar con el 86, cabe destacar la película animada japonesa El Último Reino, donde una chica con poderes psíquicos llamada Neko, junto a su amigo Haruka Saiki, es transportada a un mundo paralelo donde se enfrenta a un opresivo villano.
1987: El principio del fin
En 1987 el género comienza su decadencia, si bien todavía quedan un par de palabras que decir. La primera, por ejemplo, es La Princesa Prometida, una de esas joyas que fusiona a la perfección lo épico con lo cómico, dirigida por Rob Reiner y basada en la novela homónima de William Goldman, que participa en la película como guionista.
Reiner, conocido por su habilidad para equilibrar el tono de sus películas, ofrece una fantasía cargada de humor, aventura y romance. El guion de Goldman no solo adapta una historia clásica de caballeros y princesas, sino que también introduce giros de guion que subvierten las expectativas del género, creando un ambiente único en el que la acción se combina con momentos llenos de ironía y diálogos memorables. El diseño de producción, aunque no ostenta grandes presupuestos ni efectos de alta tecnología, demuestra que la imaginación y la sencillez pueden ser más que suficientes para construir un mundo que cautiva.
La película presenta un elenco memorable, con Cary Elwes interpretando a Westley, el protagonista que pasa de ser un simple granjero a un héroe legendario, y Robin Wright como la princesa Buttercup, su amor perdido. Ambos actores logran interpretar con gracia y química la clásica historia de amor, mientras que personajes como el malvado príncipe Humperdinck, interpretado por Chris Sarandon, o el excéntrico grupo de aliados de Westley, incluidos Inigo Montoya (Mandy Patinkin) y el gigante Fezzik (André the Giant), aportan un tono cómico y entrañable. La dinámica entre los personajes es sin duda uno de los puntos fuertes, desde los duelos verbales hasta los momentos de auténtica camaradería.
La princesa prometida fue un éxito de taquilla y además, con el paso del tiempo se ha convertido en una película de culto. Su éxito se debe en gran parte a su capacidad para equilibrar una historia de fantasía clásica con toques de humor y emociones genuinas. La película logra que los elementos más tradicionales del género, como la lucha contra el mal o el rescate de la princesa, se presenten de manera fresca y accesible. El contraste entre el tono de la aventura y los comentarios irónicos hace de La princesa prometida una obra que sigue siendo apreciada no solo por los fans del género de fantasía, sino también por aquellos que buscan una historia sencilla pero encantadora.
La podrás encontrar también en mi top de películas que son tan buenas o mejores que el libro, el enlace aparecerá por algún lado de la pantalla o si no, en la descripción.
La antagonista de la Princesa Prometida fue sin duda Másters del Universo, cuyo fracaso colmó el vaso de los productores respecto al género. Dirigida por Gary Goddard, es una adaptación cinematográfica de la línea de juguetes creada por Mattel y de la serie posterior. La película intenta capturar la esencia del mundo fantástico de Eternia y sus héroes y villanos, pero su enfoque algo simplificado en la trama resultan en una experiencia muchísimo menos impactante de lo que podría haber sido. Además, aparecen personajes nuevos que nadie sabe de dónde salen, y cambian cosas en la estética de los personajes que sí se sabe. No parece una película de He-Man, en ocasiones.
El director no logra trasladar la grandiosidad y el misticismo de los personajes a la pantalla de manera efectiva, quedando la película como un producto de entretenimiento bastante convencional para los años 80.
El elenco está encabezado por Dolph Lundgren en el papel de He-Man, cuya presencia física es adecuada para el personaje, aunque muchos no nos lo imaginábamos así y su interpretación carece de la profundidad que podría haber hecho al héroe más complejo, lejos del papel que hace en Rocky IV como Ivan Drago. Frank Langella, como Skeletor, sí aporta una interpretación sólida al villano, dándole una característica teatralidad que ayuda a destacar uno de los aspectos más destacados de la película. Los demás miembros del elenco, como Courteney Cox, la Monica de Friends, que no interpreta a ningún master sino a un personaje del mundo real, no tienen mucho espacio para brillar, atrapados en una trama que se siente a menudo desconectada de sus propios personajes, como decía antes.
Gor, dirigida por Fritz Kiersch, es una película de fantasía y aventuras que adapta la novela de John Norman. La trama, centrada en un héroe transportado a un mundo extraño donde lucha por sobrevivir, carece de ninguna fuerza narrativa y roza el ridículo. Los personajes son superficiales y las interacciones entre los actores no logran transmitir la química necesaria, mientras que los efectos especiales y la dirección son los típicos de una película mala del género en los 80. Aunque la película tiene momentos de acción y aventuras, su falta de profundidad y desarrollo deja cierta sensación de oportunidad desaprovechada. Con todo, tuvo cierto éxito sobre todo en videoclubs y eso justifico una innecesaria segunda parte.
Por el lado argentino, este año tenemos El ojo de la tormenta, Stormquest, dirigida por Alejandro Sessa, una película de fantasía y aventuras que presenta una trama centrada en una sociedad matriarcal donde las mujeres controlan el poder.
A pesar de que la premisa podría parecer interesante, la ejecución es superficial, con diálogos y personajes poco desarrollados. El elenco, compuesto por actores relativamente desconocidos, no logra proporcionar la profundidad emocional que la historia parece requerir, y la química entre los personajes resulta forzada. La dirección, que se desarrolla en un paisaje pintoresco de Argentina, tiene un estilo visual algo rudimentario, con efectos especiales limitados. Aunque la película presenta momentos de acción y una narrativa de lucha contra las normas establecidas, su falta de consistencia y desarrollo la convierte en un entretenimiento fugaz, pero olvidable.
Además, este año también se produjo una secuela de Deathstalker, Duelo de Titanes, a la que no voy a dedicar más tiempo que el de nombrarla.
Por el lado italiano, también hay algunas producciones, alguna de ellas incluso interesante. Por ejemplo, Los Bárbaros, una entretenida película dirigida por Ruggero Deodato, que se adentra en la fórmula tradicional del género con un tono descaradamente irreverente. No confundir la película del mismo nombre de 1982, que se llamaba Sorceress en el original, de la que hablamos en el post anterior. Esta del 87 se llamó The barbarians en el original. Yo no la conocía, pero me la recomendó un amigo al que le comenté que estaba preparando este post, el mismo que me dijo que en Red Sonja Schwaseneger no hace de Conan.
La trama se centra en dos hermanos gemelos, Kutchek y Gore (interpretados por los hermanos Peter y David Paul), que se embarcan en una misión épica para derrotar al tirano Kadar, interpretado por Richard Lynch. Es una mezcla de acción, aventura y elementos sobrenaturales con poca profundidad narrativa pero mucha diversión en su ejecución.
Deodato, conocido por sus películas de terror, aporta una energía peculiar a esta producción de bajo presupuesto, con una puesta en escena llamativa y un toque de humor voluntario y otro involuntario. Los hermanos Paul, aunque no son precisamente actores de gran rango, entregan actuaciones exageradas que contribuyen al tono de la película.
Los efectos especiales de la película, aunque modestos, crean una atmósfera clásica de la fantasía de los 80, con dragones y luchas en arenas de gladiadores. A pesar de las limitaciones de producción, logra captar la atención por la química cómica entre los gemelos Paul. Eva La Rue tiene una participación destacada, añadiendo una capa de misterio a la historia, aunque la construcción de personajes es mínima.
La película tiene un valor significativo en el mundo de las películas B, donde es recordada por su carisma no intencionado. Es una película que no pretende ser más de lo que es: un entretenimiento ligero con peleas, magia y diversión sin pretensiones.
También cabría destacar, aunque a grandes rasgos, La reina guerrera, de Chuck Vincent, que narra las aventuras de Vespa, una esclava romana rescatada por la reina guerrera, que en realidad es su hermana perdida. Finalmente, también se estrenó la secuela de Ator, el guerrero de acero.
No sería justo no citar algunas películas menos conocidas, como El príncipe de la Tierra del más allá, una decente producción sueca-noruega-soviética, que cuenta con actores de la talla de Christopher Lee o Christian Bale, dirigida por Vladimir Grammatikov. El film está basado en la novella de Mio, mi hijo, de Astrid Lindgren. Cuenta la historia de un niño sueco que viaja a un reino de Fantasía y lucha contra las fuerzas del mal. También destaca la producción hongkonesa Golden Swallow, donde unas hermanas que pueden cambiar de forma de pájaro a humanas ayudan a un sabio de unos señores de la guerra, la griega Lordan the Barbarian, que cuenta la historia tópica de un bárbaro rescatando a una joven de las manos de una cruel civilización desconocida, o la secuela de la película indonesia the Devil´s Sword que se llama Mandala from the Snake River.
1988: Últimos coletazos
La década comienza a dar sus últimos coletazos, y las ideas en Espada y Brujería parece que comienzan a terminarse, especialmente después de algunos fracasos en taquilla como hemos ido comentado, sobre todo el de Masters del Universo. Aun así, al género le quedaba algo de gas, al menos la segunda del par que comenté antes.
Y prueba de ello es Willow. Dirigida por Ron Howard y producida por George Lucas, es una de las películas de fantasía más emblemáticas de finales de los 80. Con un guion de Bob Dolman y un elenco encabezado por Warwick Davis, Val Kilmer y Joanne Whalley, el filme presenta una narrativa de aventuras clásica en la que un pequeño granjero, Willow Ufgood (Davis), se ve forzado a embarcarse en una misión épica para proteger a una niña destinada a derrotar a la malvada reina Bavmorda (Jean Marsh). La dirección de Howard, conocida por su habilidad para crear relatos emocionales y accesibles, se apoya en la tradición de las grandes películas de fantasía, con una historia que sigue los pasos del héroe en una estructura clásica pero efectiva.
El corazón de Willow reside en su protagonista, quien lleva la película sobre sus hombros con una interpretación entrañable que muestra la vulnerabilidad y la determinación de un personaje poco probable para una misión tan peligrosa, al puro estilo de Bilbo o de Frodo. Val Kilmer, como Madmartigan, añade el contrapunto de héroe rudo y cómico. La dinámica entre los personajes se mantiene entretenida. A nivel visual, los efectos especiales de la película, aunque avanzados para su época, han envejecido de manera desigual, pero la realización de los paisajes y los efectos prácticos contribuyen a la atmósfera mágica.
En cuanto a la trama, Willow ofrece una aventura sólida con un mensaje claro sobre el coraje, la amistad y la superación personal. Si bien la historia es algo predecible y basada en tropos tradicionales del género, la película compensa este aspecto con sus personajes entrañables y la mitología que la rodea, que logra generar suficiente interés en el mundo ficticio que crea. La película, a pesar de no ser el éxito rotundo en taquilla que Lucas esperaba, se ha ganado con el tiempo el reconocimiento como una obra de culto dentro de la fantasía, disfrutada por su tono accesible, su encantadora interpretación de Davis y su sensación de escapismo que la ha mantenido relevante en el imaginario colectivo.
Y la verdad es que del 88 poco más. No estamos hablando de series, pero quizá podríamos señalar que la BBC hace una adaptación de El León, La Bruja y el Armario, de las Crónicas de Narnia de Lewis, en 6 episodios, que está bastante bien, yo recuerdo haberlo visto de pequeño, cuando la estrenaron en la televisión española unos años después. Si la ves toda de golpe lleva cerca de dos horas y media.
También tenemos la tercera parte de Deathstalker, conocida como los guerreros del infierno y ya rebuscando y yéndose a lo friki, la versión filipina de She-ra, una clara parodia de este personaje de los másters del universo.
Remakes y secuelas para el remate final: 1989
1989 destacó por la falta de innovación. Prácticamente tan sólo hubo secuelas. Por ejemplo, Gor dos, conocida como Fuera de la Ley, Los hechiceros del reino perdido dos, conocida como La cortina del tiempo, que si ya las primeras partes eran justitas pues imagina estas.
Luego se estrenó Erik el vikingo, inspirada en las novelas de Terry Jones, aunque la trama es bastante diferente. Dirigida por el mismo Jones, uno de los Monty Python, es una comedia de fantasía que mezcla elementos de la mitología nórdica con el humor irreverente y absurdo característico de su director. La película, protagonizada por Tim Robbins como el ingenuo y bien intencionado Erik, sigue las desventuras de un grupo de vikingos que buscan una entrada al Valhalla, pero terminan enfrentándose a diversas situaciones cómicas en su viaje.
Y quizá, desde el lado italiano, cabría añadir Simbad, la leyenda de los siete mares, dirigida y producida por Enzo G. Castellari, de una historia de Luigi Cozzi que protagoniza Lou Ferrigno. La historia cuenta como el malvado visir Jaffar secuestra a la princesa Alina y envía cuatro gemas sagradas a lugares peligrosos para consolidar su poder. Simbad y su tripulación emprenden un peligroso viaje para recuperar las gemas, enfrentándose a diversas fuerzas mágicas y guerreros no muertos en el camino.
Para terminar, insisto, no estamos hablando de series, pero la BBC, tras el éxito de la anterior adaptación de Lewis, se lanzan con La Travesía del Viajero del Alba, de Lewis, que es también una adaptación decente. Vista toda de golpe, dura en torno a una hora y cincuenta minutos.
Llegan los 90
El género quedó tocado, como véis, aunque no totalmente hundido, y así se vio en los 90, aunque haya algunas películas interesantes, como Kull El Conquistador, Dragonheart o el Ejército de las Tinieblas; y otras no tanto, como las secuelas de La Historia Interminable, El Señor de las Bestias o alguna más de Ator o Deathstalker. Más adelante quizá haga un post sobre la fantasía heroica posterior a los 80. Si os parece una buena idea, decírmelo en comentarios.
En todo caso, no fue hasta 2001 que el género recuperó su gloria, con la llegada de la trilogía de El Señor de los Anillos. Pero eso es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Hablamos de estas películas:
Conan el destructor 1984
El amo del calabozo (The Dungeonmaster) 1984
El guerrero y la hechicera 1984
El Caballero Verde (The Sword of Valiant) 1984
Ator 2: el invencible (The Blade Master) 1984
She 1984
La Historia Interminable 1984
The Noble War 1984
Ronja 1984
Werewolf el brujo 1984
The Devil´s sword 1984
Lady Halcón 1985 Legend 1985
El guerrero rojo (Red Sonja) 1985
Tarón y el caldero mágico 1985
El Cazador de Estrellas (Starchaser) 1985
El Caballero del dragón 1985
La Reina de Barbaria 1985
Los hechiceros del reino perdido 1985
La Furia del Coloso (Le avventure dell’incredibile Ercole) 1985
Eirik corazón de vikingo 1985
Sword of heaven 1985
The lost empire 1985
Altar 1985
Hee-man 1985
Dentro del Laberinto (Labyrinth) 1986
Los inmortales (Highlander) 1986
El Enigma del Talismán (Amazons) 1986
El Último Reino 1986
La Princesa Prometida 1987
Másters del Universo 1987
Gor 1987
El ojo de la tormenta (Stormquest) 1987
Duelo de Titanes (Deathstalker II: Duel of the Titans) 1987
Los Bárbaros 1987
La reina guerrera 1987
Ator 2: el guerrero de acero 1987
El príncipe de la Tierra del más allá 1987
Golden Swallow 1987
Lordan the Barbarian 1987
Mandala from the Snake River 1987
Willow 1988
Los guerreros del infierno (Deathstalker III) 1988
She-man 1988
Fuera de la Ley (Gor II) 1989
La cortina del tiempo (Los hechiceros del reino perdido II) 1989
Erik el vikingo 1989
Simbad la leyenda de los siete mares 1989
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