Los dragones en la literatura fantástica
Estamos en el Año del Dragón de Madera chino. Para celebrarlo, vamos a dedicar el episodio de hoy a esta figura mítica: los dragones, especialmente a su papel en la literatura fantástica.
Primero explicaremos la importancia de los dragones en las principales mitologías del mundo. Después nos centraremos en su influencia en la literatura fantástica, sobre todo en el mundo de Tolkien, en la historia interminable de Ende, la Dragonlance, en juego de tronos de Martin y en el mundo de Harry Potter. Aunque veremos también a los dragones en otros mundos de fantasía.
Los dragones
Los dragones son criaturas míticas que aparecen en diversas culturas y mitologías de todo el mundo. Aunque hay variaciones significativas en sus representaciones, algunas características comunes asociadas con los dragones incluyen seres reptilianos, a menudo alados o con la capacidad de volar. Pero la interpretación varía según la mitología y la región.
Por ejemplo, en la mitología occidental, los dragones son a menudo vistos como criaturas malévolas y feroces que deben ser derrotadas por héroes valientes. Suelen tener alas, garras afiladas y aliento de fuego.
Así, en la mitología nórdica y germana, el dragón, representado como Nidhug, es una figura asociada al inframundo y se alimenta de las raíces del Yggdrasil, el árbol sagrado que conecta los mundos, como dijimos en nuestro post sobre los mitos nórdicos. Los vikingos decoraban las proas de sus barcos con imágenes de dragones para ahuyentar a los espíritus que vigilaban las costas. En poemas épicos como Beowulf y el Cantar de los Nibelungos, los héroes enfrentan dragones, como Fafnir, en batallas legendarias.
Para los celtas, el dragón era una divinidad de los bosques y un símbolo de soberanía. Durante la ocupación romana de Britania, los dragones adornaban los estandartes de guerra y se convirtieron en un símbolo heráldico y militar.
En la mitología griega, los dragones eran criaturas temidas y utilizadas por los dioses, como el dragón Ladón de cien cabezas que custodiaba el jardín de las Hespérides.
En la tradición cristiana, por su parte, el dragón simboliza el pecado y representa la lucha entre el bien y el mal. En el arte cristiano medieval, la imagen del dragón bajo los pies de los santos simboliza la victoria de la fe sobre el mal y sirvió como motivación para los reinos cristianos. Uno de los ejemplos más representativos es el dragón que custodia tesoros en la leyenda de San Jorge.
La representación occidental del dragón, como una serpiente con patas y alas, tienen origen en la antigua Mesopotamia, durante el periodo acadio.
En general, los dragones en la mitología occidental suelen ser vistos como criaturas malévolas y amenazadoras. Representan fuerzas destructivas, codicia y peligro.
Respecto a la mitología oriental, hay grandes diferencias en las interpretaciones. Por ejemplo, en la hinduista están los nagas, un tipo de seres parecidos a dragones, considerados semidioses inferiores, con forma de serpiente y con una representación que suele ser negativa. En contraste, en el budismo tibetano, los klu o klu-mo, son seres muy similares a los naga, pero asociados con el agua y la limpieza, que viven en océanos, ríos, lagos y manantiales.
En el mismo sentido, los dragones en la mitología china, principalmente, pero también en la japonesa, coreana o vietnamita, son considerados seres benevolentes y divinos asociados con la buena fortuna y la prosperidad. Los dragones chinos son a menudo representados como criaturas que pueden volar gracias a la magia, tengan o no alas, que suelen ser como de murciélago. Tienen el cuerpo de una serpiente, las escamas de una carpa, la cola de una ballena, los cuernos de ciervo, la cara de un camello, las garras de un águila, las orejas de un toro, los pies de un tigre y los ojos de una langosta.
Son parecidos a las serpientes emplumadas de las mitologías de las culturas precolombinas, que también cuentan con criaturas parecidas a dragones. Por ejemplo, Quetzalcóatl en la cultura azteca, conocido como Kukulcán para los mayas. En general, en estas culturas, los dragones suelen tener características reptilianas, plumas y alas y a menudo actúan también como compañeros de dioses, a quienes asisten en sus tareas.
Finalmente, diferentes culturas africanas tienen sus propias interpretaciones de criaturas parecidas a dragones o serpientes gigantes, como por ejemplo Kirimu para los Nyanga, Apophis, la serpiente del caos egipcia o Ninki Nanka, una criatura legendaria del folklore del oeste africano, generalmente descrita como una serpiente gigantesca con algunas características de dragón.
Estas diferencias en la percepción de los dragones reflejan las distintas creencias, valores y simbolismos presentes en las diversas culturas alrededor del mundo. Mientras que en algunas culturas los dragones son vistos como fuerzas destructivas, en otras son símbolos de poder, protección o buena fortuna.
Dragones en la literatura fantástica
En la literatura fantástica moderna, aunque los dragones tienen representaciones muy diversas, suelen más parecidas a las versiones occidentales.
Quizá una de las primeras referencias, o al menos una de las más influyentes, la podemos encontrar en la novela de Eric Rücker Eddison: La Serpiente Uróboros, publicada en la década de 1920, basada en mitos escandinavos. Autores como CS Lewis, Ursula Le Guin o el propio Tolkien admitirán posteriormente la influencia de esta obra de Eddison en su trabajo.
En todo caso, para C.S. Lewis, los dragones en Narnia tenían cuerpos largos y flexibles que se arrastraban por el suelo, con una piel similar a la cota de malla sin plumas ni pelaje, patas con codos que se elevan más alto que su espalda, garras, enormes alas enormes de murciélago y colas que se extendían por varios metros. Podían lanzar llamas y su característica principal es la avaracia, ya que siempre están acumulando tesoros.
Del mismo modo, otro autor clásico como es Robert E. Howard, representa a los dragones de Conan generalmente como criaturas poderosas, normalmente malévolas, que a menudo se alían con las fuerzas del mal.
En el mismo sentido Fritz Leiber, otro destacado pionero de la literatura de espada y brujería, autor de la serie de Lankhmar. Aunque sus historias se centran más en personajes humanos y sus hazañas, también presenta elementos míticos y criaturas fantásticas, incluidos los dragones.
El primer gran giro de tuerca en la representación de los dragones, o al menos el más influyente, llega seguramente con Terramar, el mundo de Ursula Leguin. En este mundo, los dragones tienen una presencia única y distintiva, en comparación con otras representaciones clásicas típicas. Así, la autora los considera emparentados con los humanos y en general conocedores de la lengua verdadera. Aunque su representación física es parecida a la del dragón occidental no son retratados como criaturas necesariamente malévolas o depredadoras, sino más bien como parte integral del equilibrio natural. Su papel en la trama refleja la importancia de respetar y comprender la naturaleza en la obra de Le Guin.
Los dragones de Tolkien
A pesar de que el antagonista de su primera obra publicada sobre la tierra Media fuera un dragón, Smaug en el Hobbit, en la obra de J.R.R. Tolkien, los dragones no están muy bien definidos.
Quiero decir, son criaturas fascinantes y peligrosas que desempeñan roles significativos, eso sin duda, pero nunca queda claro qué son. En principio se podría pensar que son creados por Morgoth, pero esto no es posible porque el primer señor oscuro, igual que el resto de Valar, no capacidad de crear vida inteligente. En el caso de Morgoth, creaba sus ejércitos porque corrompía otros seres y bestias. Pero si esto es así, ¿qué bestias corrompió Morgoth capaces de ser tan inteligentes e incluso de lanzar hechizos? ¿Acaso eran Maiar, dioses menores, corruptos? ¿Podrían ser fruto de la unión de Maiar con animales? Sea como sea, como con tantas cosas, Tolkien no dejó respuestas para esta pregunta.
Respecto a su representación, los primeros dragones eran gusanos o reptiles gigantes, sin alas ni capacidad de volar, pero que escupían fuego. El primero del que se tienen noticias es de Glaurung, que apareció por primera vez después de la Tercera Gran Batalla de Beleriand, la Dagor Aglareb, aunque era todavía muy joven. Los dragones en el mundo de Tolkien necesitan siglos para alcanzar su madurez. Doscientos años después, el dragón participó en la Dagor Bragollach, la batalla de la llama súbita, que liberó el sitio de Angband, la fortaleza del Señor Oscuro. Aparecerá más tarde encabezando un ejército de dragones contra los enanos, donde acabó con Azaghal, el rey enano; más tarde participa en la destrucción de Nargothrond y finalmente Túrin acaba con él, no sin antes causar diferentes desgracias que se cuentan en los Hijos de Hurin (y en el Silmarillion).
En general, la Primera Edad de la Tierra Media está marcada por la presencia de dragones malignos que sirven a Morgoth, el gran enemigo. Representan fuerzas malvadas de destrucción y son temidos por elfos y hombres por igual.
Más tarde aparecerán también los dragones alados. Quizá el más terrible de ellos es Ancalagon el negro. Es descrito como el mayor de los dragones, y cayó en la batalla contra Eärendil, que fue llevado por la gran águila Thorondor. Cuando fue derribado, Ancalagon cayó sobre las Torres de Thangorodrim, destruyéndolas.
El dragón más famoso de Tolkien, en todo caso, es Smaug por el papel que desempeña en la novela “El Hobbit”. Vive en la Montaña Solitaria y saqueó la ciudad de Erebor, acumulando un tesoro impresionante.
En los apéndices de El Señor de los Anillos se habla también de los dragones fríos, sin mayor descripción de estos y en el volumen 5 de la historia de la Tierra Media, también se habla de posibles dragones marinos y otros tipos de dragones.
En general, los dragones en la obra de Tolkien son símbolos de poder desenfrenado, codicia y mal. Representan una amenaza para la paz y la estabilidad en la Tierra Media y son criaturas temidas y odiadas por los pueblos libres.
Los dragones de La historia interminable
En “La historia interminable” de Michael Ende, los dragones también desempeñan un papel único y simbólico dentro de la trama. La novela, publicada por primera vez en 1979, es una obra de fantasía que combina elementos de aventura y metaficción.
Cómo olvidar a Fúyur, también conocido como Falkor en otras versiones, que es un dragón blanco de la suerte que se convierte en compañero y amigo de Bastián. Amistoso y protector, Fuyur representa la imaginación y la creatividad.
La representación de Fúyur es más parecida a la imagen del dragón oriental.
En contraste, en la segunda parte de la historia, Bastián convoca un dragón cuyo nombre es desconocido. Este dragón representa la oscuridad y los miedos de Bastián. La forma en que Bastián nombra al dragón tiene un significado profundo y simboliza su propio enfrentamiento con sus miedos y sombras interiores.
Este dragón sí es más parecido al de la mitología occidental.
Los dragones en “La historia interminable” no son solo criaturas mágicas, sino también símbolos de la imaginación y la creatividad. La novela explora cómo la relación entre los personajes y los dragones está intrínsecamente conectada con la capacidad de soñar y crear mundos fantásticos.
En “La historia interminable”, Michael Ende utiliza los dragones como elementos simbólicos y narrativos que van más allá de la representación convencional de estas criaturas míticas. Los dragones en la novela encarnan ideas más profundas sobre la imaginación, la valentía personal y el enfrentamiento con los propios miedos, contribuyendo así a la riqueza de la historia.
Por eso me molesta tantísimo cuando en la película Bastian sale con Fuyur al mundo real. Pero esto es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Los dragones de la Dragonlance
La serie “Dragonlance” es una saga de novelas de alta fantasía escritas por Margaret Weis y Tracy Hickman. Situada en el universo de “Dragonlance”, desarrollado en profundidad para el juego de rol “Dungeons & Dragons”, los dragones en esta serie desempeñan papeles destacados y diversos.
En este mundo, los Dragones personifican fuerzas elementales. Son criaturas magníficas y nobles, encarnando el poder mismo. Tienen la capacidad de inspirar asombro y un temor profundo en todos aquellos que tienen el privilegio de contemplarlos.
A lo largo de la saga, los dragones interactúan con los héroes de diversas maneras. Algunos dragones pueden ser enemigos formidables, mientras que otros se asocian con los protagonistas en la lucha contra fuerzas oscuras.
En “Dragonlance”, los dragones a menudo están personificados y poseen personalidades distintas. Algunos dragones pueden ser sabios y comprensivos, mientras que otros son malévolos y codiciosos.
Se dividen en dos grupos principales: los dragones cromáticos y los metálicos. Los dragones cromáticos (rojos, azules, verdes, negros y blancos) son malvados, mientras que los metálicos (dorados, plateados, bronces, cobres y latones) son generalmente benévolos.
Respecto a los dragones malvados, se dividen en:
Dragones Azules: Prefieren habitar desiertos, valiosos aliados en la guerra y son inteligentes y hábiles, destacando por su aliento de rayo como ataque preferido.
Dragones Blancos: Los menos capaces, utilizados en tiempos de guerra para exploración o defensa de regiones de poca importancia estratégica.
Dragones Negros: Impulsivos e independientes, actúan rápidamente y se asocian solo si sirve a sus propósitos. Atacan en silencio, utilizando la oscuridad para encubrir sus movimientos.
Dragones Rojos: Los más fuertes y temibles, disfrutan incendiando ciudades y saqueando. Trabajan bien juntos, cazando hasta la destrucción total de sus enemigos. Ven la existencia como caótica y desordenada.
Dragones Verdes: Crueles y hedonistas, disfrutan de tesoros y placeres sensuales. Prefieren el engaño y la magia en lugar de ataques directos, y son usados para misiones siniestras.
Respecto a los dragones benevolentes:
Dragones broncíneos: Amantes de la guerra y el estudio de la humanidad. Creen en conceptos intuitivos como el Bien y el Mal, con un interés limitado en la lógica.
Dragones cobrizos: Sin filosofías claras, egoístas pero en su mayoría buenos de corazón. Atacan con armas de aliento y consultan a otros dragones antes de tomar decisiones importantes.
Dragones dorados: Devotos al intelecto, destacan en matemáticas y filosofía. Prefieren la soledad y son hábiles en la magia.
Dragones ocres: Aunque benévolos, creen que la vida está pensada para separar los débiles de los fuertes. Están poco interesados en el arte, prefieren estrategias y son buenos luchadores.
Dragones plateados: Creyentes en la devoción al Bien, ven la santidad de la vida y están dispuestos a sacrificar sus vidas por una causa. Queridos por las razas de Krynn, pueden cambiar de forma y disfrutan de la compañía humana.
Los dragones en Juego de Tronos
“Canción de Hielo y Fuego” escrita por George R. R. Martin, es la saga popularmente conocida como “Juego de Tronos”, el nombre de su primera novela. En esta obra, los dragones desempeñan un papel crucial y se presentan de una manera única en comparación con otras representaciones tradicionales.
Los dragones de Martin son similares en general a los de la mitología occidental, con dos patas traseras y dos alas utilizadas como patas delanteras, cubiertos de escamas. Están vinculados con la Casa Targaryen, cuyo propio emblema es un dragón de tres cabezas.
Al final de la primera novela, Daenerys Targaryen, hija exiliada del último rey Targaryen en Poniente, se convierte en la madre adoptiva de tres dragones recién nacidos, que la acompañan en su búsqueda de reconquistar los Siete Reinos de Poniente.
Desafía así el estereotipo clásico de la mujer víctima o prisionera de los dragones, para ser considerada como “madre de dragones”.
Los dragones, llamados Drogon, Rhaegal y Viserion, se convierten en elementos estratégicos clave en la lucha por el Trono de Hierro y la dominación de Westeros. Su capacidad para causar destrucción masiva y cambiar el curso de las batallas los convierte en fuerzas formidables.
A lo largo de la serie, los dragones muestran un desarrollo muy interesan te de su personalidad. Drogon, en particular, se destaca como el más inteligente y leal de los tres. Los dragones no son simplemente bestias, sino criaturas con características individuales y complejas.
La representación de los dragones en “Juego de Tronos” es única y contribuye significativamente a la trama y a la mitología del mundo creado por George R. R. Martin. Su presencia agrega un elemento de fantasía y magia a la serie, convirtiéndolos en símbolos poderosos y peligrosos en la lucha por el poder y el control de Westeros.
Los dragones en Harry Potter
En la serie de libros de “Harry Potter” creada por J.K. Rowling, los dragones son criaturas mágicas fascinantes, si bien no muy inteligentes en general.
Colosales seres alados con la habilidad de exhalar fuego, han sido siempre considerados como criaturas formidables y altamente destructivas. De hecho ocupan un lugar destacado entre las criaturas más peligrosas y desafiantes de ocultar en el Mundo Mágico y El Ministerio Británico de Magia los cataloga con la clasificación de mayor peligrosidad.
A pesar de su naturaleza amenazante, existen individuos especializados en trabajar con ellos, conocidos como dragonolistas. Por ejemplo, Charlie Weasley trabaja en una reserva de dragones en Rumanía, lo que además sugiere que hay lugares específicos donde se cuidan y estudian dragones en el mundo mágico.
A lo largo de la serie, los dragones añaden elementos de desafío y aventura a la historia, ya sea en las tareas del Torneo de los Tres Magos o en situaciones peligrosas enfrentadas por los personajes principales.
Por ejemplo, en el cuarto libro, “Harry Potter y el Cáliz de Fuego”, los dragones son una parte crucial del Torneo de los Tres Magos. Los campeones deben enfrentarse a dragones para superar la primera prueba del torneo. Los dragones utilizados en el torneo son el Dragón de Cola Espinosa, el Dragón de Cuernos Cortos, el Dragón Colacuerno Húngaro y el Dragón Chino de Fuego.
Y qué decir de la escena en “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte”, cuando Harry, Ron y Hermione entran en el Banco Gringotts para obtener uno de los Horrocruxes, y en su escape, montan un dragón, contribuyendo a una emocionante secuencia.
Como curiosidad, es relevante señalar que en una página de notas relativas al libro “Crianza de dragones para placer y provecho” que estaba disponible en el Sitio oficial de J. K. Rowling, se hacía una mención al tipo de Dragón “bola de fuego catalán”, en una alusión seguramente a la leyenda de Sant Jordi.
Otras novelas de la literatura fantástica moderna
En la literatura fantástica moderna, la imagen del dragón ha ido evolucionado.
Por ejemplo, en las novelas de Moorcok. Aunque obviamente explora temas de mitología y simbolismo asociados con dragones en varias de sus obras, en algunas de sus novelas los dragones no se representan en el sentido clásico, sino que representan conceptos cósmicos que luchan por la supremacía en el multiverso.
De otra forma, en su serie “El Legado”, Paolini se centra en la relación entre los jinetes de dragones y sus dragones. El protagonista, Eragon, se convierte en un jinete de dragones y forma un vínculo profundo con su dragón Saphira. Los dragones en esta serie son seres inteligentes, poseen habilidades mágicas y son fundamentales en la lucha contra las fuerzas oscuras.
En la Rueda del Tiempo de Jordan, la profecía del Dragón Renacido es un tema central, y el protagonista, Rand al’Thor, está destinado a ser este ser poderoso. Los dragones en “La Rueda del Tiempo” son criaturas místicas y legendarias vinculadas a eventos cósmicos y a la lucha entre el bien y el mal.
No debemos olvidar las parodias de Terry Pratchett y su Mundodisco. Pratchett aborda estos seres de manera ingeniosa y humorística, como por ejemplo es el caso de los Dragones mecánicos, que funcionar con engranajes y ruedas, o el planteamiento de la genial novela “¡Guardias! ¡Guardias!”, la 8 de Mundodisco.
Y, en fin, sé que nos dejamos muchísimo más en el tintero: como la poca importancia que tienen en las crónicas del asesino de reyes, de Patrick Rothfus. Pero aun así, llegamos al final del post, dejándonos muchos dragones en el aire. Así que quizá hagamos otro sobre este tema en el futuro.
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