El Joker Caos, locura y maldad
El Príncipe Payaso del Crimen, el Arlequín del Odio, el As de los Bribones o el Bufón del Genocidio. Lo llames como lo llames, es el mayor enemigo de Batman y uno de los villanos más icónicos del mundo de los superhéroes.
Hoy vamos a contar su historia, comenzando por sus orígenes y su evolución desde la edad de oro del cómic hasta la edad moderna. Después hablamos de su personalidad, luego de sus representaciones más allá del cómic, para terminar con su impacto y una conclusión. No te pierdas tampoco nuestro sorteo en marcha.
Así que ¿por qué estás tan serio?, sólo hace falta tener un mal día para sumir al hombre más cuerdo en la locura, ¿has bailado con el demonio a la luz de la luna? Porque empezamos.
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ORIGEN
El Joker fue creado para el número 1 de Batman de abril de 1940, y normalmente se atribuye su creación a Bill Finger, Bob Kane y Jerry Robinson, aunque las versiones sobre su origen varía.
Los tres artistas coinciden en que mientras pensaban en el villano para el primer número de Batman, Finger sugirió la imagen de la sonrisa del actor Conrad Veidt en la película El Hombre que Ríe, de 1928, basada en la novela de Victor Hugo. Veidt interpreta a Gwynplaine, un personaje que muestra una mueca muy característica, una sonrisa tétrica y enorme, que da bastante miedo.

A partir de este punto en común, las versiones difieren. Robinson asegura que en realidad se inspiraron en un boceto suyo de una carta de una baraja que solía llevar encima y que dibujó en 1940. Cuando la mostró, inmediatamente Finger la asoció con Veidt. Robinson asegura que él creó además el concepto del personaje en general y que Finger desarrolló el guion basado su esquema.

Por su lado, Kane señala que no fue así, sino que Robinson dibujó aquel naipe solo después de que Finger sugiriera la interpretación de Veidt del personaje de Gwynplaine. Entonces él mismo, Kane, creó al Joker, y Finger lo escribió. Según esta versión, Robinson no participó prácticamente en el proceso, tan sólo en la carta que usaron para la baraja que tendría el propio Joker.
Según la versión de Finger, el guionista, Kane y Robinson tenían una idea para un villano,y le mostraron un boceto de una carta que no recuerda quién hizo pero que era básicamente un payaso. Él rápidamente la asoció con El Hombre que ríe y con el papel de Veidt. Además, Finger contó que no solo le inspiro Veidt, sino también la cara de la mascota de un parque de atracciones de Coney Island, en Brooklyn. Con estas dos idea, Finger asegura que Kane hizo un boceto más definitivo, con un aspecto siniestro.

En general los tres buscaban un gran villano para el debut de Batman en solitario, fuera de detective comics, pero La cosa es que en principio, el villano iba a morir en ese mismo número. Finger pensaba que si los enemigos de Batman sobrevivían, eso implicaba fracasos del héroe, y le hacían parecer poco profesional. Sin embargo, en la editorial entendieron su potencial y permitieron su salvación. Con la historia ya finalizada, que contenía la muerte del villano, hubo que dibujar unas viñetas rápidamente mostrando que seguía vivo. Qué buena intuición, aunque conociendo el mundo de los superhéroes y las resurrecciones, probablemente tampoco hubiera pasado mucho por acabar con él.

Joker aparecerá en 9 de las 12 primeras historias de Batman, como un ladrón y asesino en serie, que utilizaba como arma una carta que contenía una toxina que dejaba a sus víctimas con una horrible mueca sonriente.
Respecto al origen del personaje en el cómic, un detalle importante es que no tiene un origen claro, se han desarrollado varios, de ahí la broma de las cicatrices en las películas de Nolan. Con todo, su historia más común es la que aparece en el Batman de Tim Burton, cae en un tanque de basura química que blanquea su piel y se la desfigura, volviéndole loco. El primero que concibe este origen es Finger, en Detective Comics 168, de 1951.
DE LA EDAD DE ORO A LA EDAD MODERNA
En su inicio, el Joker es un loco peligroso y violento que asesina a decenas de personas sin ninguna piedad. Sin embargo, poco a poco, el personaje fue haciéndose más para todos los públicos, terminando como un loco inofensivo, un bromista sin más, algo bobo y simplón.
Guionistas como Grant Morrison o Mark Waid, señalan el año 1942, justo tras el mítico Detective Comics 69, el momento del inicio de la transformación del Joker de psicópata peligroso a bromista inofensivo, que se consolidará finalmente en 1952.
Esta imagen continuará durante la edad de plata, donde el personaje sigue siendo habitual en las páginas del murciélago, pero debe enfrentarse con la Autoridad del Código de Comics en 1954, consecuencia de las ideas de Frederic Wertham sobre que la violencia en el cómic era responsable del incremento de la violencia juvenil, como hablamos en nuestro post sobre la evolución de los héroes.
A partir de mediados de los 60, el Joker perderá relevancia porque el editor de Batman de aquella época, Julius Schwartz, sentía bastante antipatía por el personaje. A punto de caer en el olvido, la serie de finales de los 60 rescató al villano, interpretado allí por César Romero, si bien lo mantuvo en su versión bromista y bobalicona. Eso sí, cuando esta serie perdió popularidad, el Joker desapareció de los cómics.

Tras cuatro años sin aparecer en las páginas del murciélago, Dennis O´neil y Neal Adams rescataron al personaje, en Batman 251, de 1973. Los autores rescataron además la esencia del personaje original, lo que Finger, Keane y Robinson habían desarrollado, un loco homicida peligroso y violento, con inteligencia similar a la de Batman. Un villano terrorífico que ganó suficiente popularidad como para llegar a tener su propia serie regular.
Desde mi punto de vista, no era una buena serie. En primer lugar, trata de blanquear algunos aspectos del personaje, intentando que caiga bien y que se entiendan sus objetivos, algo que no creo que sea necesario. Además, una serie de villanos quedaba rara con el código de Cómics, y muchos guiones son muy forzados.
A finales de los 70, los cómics de Steve Englehart y Marshall Rogers, en Detective Cómics 471-476, definirán el personaje tal y como ha pasado a la edad moderna, con guiones geniales que desarrollaban y subrayaban la locura maníaca del personaje. Esta interpretación de El Joker es la que encontraremos principalmente en la película de Batman de Burton, de 1989.

En este contexto, llegarán las grandes historias modernas. Destaca en primer lugar, la reinterpretación de Frank Miller del universo de Batman, pero sobre todo su gran historia, el Regreso del Caballero Oscuro, que muestra un Batman mayor, ya retirado y representa un Joker que no es nadie sin Batman.
En segundo lugar, Una muerte en la familia, de Jim Starlin, Jim Aparo y Mike Mignola. Es una de las historias más relevantes de Batman, escrita entre 1988 y 1989, que finaliza en la muerte de Jason Todd, el segundo Robin, si bien quizá su guion ha sido criticado por falta de estructura. Quizá esto se deba en parte a que la decisión de la muerte de Robin la tomaron los propios fans. Sea como sea, es una decisión acertada desde el punto de vista de la historia: el joker deja de matar desconocidos y ahora ataca el mismo centro de la familia del murciélago, dejando al Joker como el maniaco capaz de todo que es.
Y también 1988 deja quizá la mejor historia del Joker, la broma asesina, de Alan Moore y Brian Bolland. Una maravilla hecha novela gráfica, que ahonda en los orígenes del Joker. En esta historia, el Joker ataca también a la batfamilia, en este caso a Barbara Gordon, que en aquel entonces era Batgirl, a la que deja paralítica.
Estas historias dejan marcadas las señas de identidad que el Joker mantendrá desde entonces, dibujando una personalidad sociópata, psicópata y narcisista.
PERSONALIDAD
Existen principalmente dos versiones del Joker. La popularizada en la edad de plata y en la serie de los 60, un bromista bobalicón con poco peligro, villano típico de aquella época: un malo muy malo pero también muy tonto.
La versión dominante actualmente es sin duda la de un psicópata, inteligente y obsesionado con Batman, del que es su antítesis en casi todo: uno representa el orden y otro la anarquía, uno la seriedad y el otro la broma, uno la oscuridad y el otro el color. El Joker representa todo a lo que Batman se opone.
Aunque estas interpretaciones del personaje se expliquen por motivos comerciales y por el código de conducta del cómic, culminan en un personaje increíblemente flexible que se ha adaptado a lo largo de las décadas para reflejar las preocupaciones sociales y culturales de cada época. Desde sus inicios como un payaso homicida hasta las representaciones más profundas y filosóficas de la actualidad, el Joker encarna los temores y ansiedades de la sociedad.
Muestra de una personalidad egocéntrica y narcisista, el joker comete crímenes teatrales, que para él son divertidos por motivos que normalmente sólo él entiende. Cree entender al ser humano, pero está carente de empatía, y asegura que cualquiera está a tan sólo un día malo de la locura.

Esta última idea lo hace un personaje realmente atractivo. Al fin y al cabo, quien no tiene sombras en su personalidad, quien no se siente al filo de la cordura en ocasiones. Sin embargo, la interpretación es tremendamente negativa. Del mismo modo estamos sólo a un empujón de la luz, sólo a una sonrisa de la cordura de nuevo. Pero estamos hablando de villanos, así que esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
En general, el joker es un personaje extremadamente complicado. Sus crímenes no están alimentados por el deseo de dinero, la ambición u otros motivos ordinarios. El terror que difunde es ideológico y sus motivaciones, en el extremo, filosóficas.
En todo caso, las representaciones del Joker a lo largo de la historia, desde las que lo mostraban como un bufón hasta las más modernas más complicadas, lo muestran como un loco, si bien en algunos casos parece consciente de esa locura.
De hecho, podría ser increíblemente racional, estar más cuerdo de lo que aparenta, simplemente operando bajo una lógica personal donde todo está permitido, lo que lo convierte en una figura aún más aterradora. Al final, es un asesino inteligente, ingenioso y astuto, completamente amoral, tanto como extravagante y malvado.
Muchas veces, se le considera un anarquista, si bien en un sentido de la palabra no ideológico, sino sencillamente antisistema. No anti el sistema que existe ahora, sino anti todos los sistemas. Pro Caos. El joker rechaza la autoridad, pero no porque no quiera autoridad, sino normalmente para imponer la suya, al menos en su alcance. No desea dominar el mundo, pero tampoco es un idealista que no busca poder alguno.
Recoge la idea de Hobbes, que señalaba que sin reglas, la humanidad viviría de forma brutal y caótica. Este autor, en su obra el Leviatán, defendía que la falta de normas hacía surgir lo peor del ser humano, y por eso apoyaba al gobierno como única alternativa al caos inmoral. El Joker recoge esas ideas, dándoles la vuelta. Llega a la misma conclusión de Hobbes, pero busca justo lo contrario, le encantaría que esa sociedad caótica sucediera.
En lugar de buscar poder, riqueza o venganza, el Joker busca demostrar que el mundo no tiene un sentido inherente. Según él, cualquier intento de imponer orden o justicia es ilusorio, y la locura es la respuesta racional a un universo sin sentido.
En obras como “The Dark Knight” (2008), el Joker es descrito como un “agente del caos”, que no busca más que la destrucción del orden. Para él, el caos es la única verdad. La famosa frase “lo único que hace falta es un mal día para llevar a cualquiera a la locura” subraya su creencia de que todos los seres humanos son frágiles y están a un paso de caer en el abismo. De hecho, el Joker busca probar este punto repetidamente, como se observa en “La Broma Asesina” (1988), donde intenta empujar al comisionado Gordon al límite de su cordura.

El Joker puede interpretarse como una versión oscura y retorcida del “superhombre” de Nietszche. En la filosofía nietzscheana, el superhombre es un individuo que ha trascendido los valores morales convencionales, creando sus propios valores y rechazando la moralidad impuesta por la sociedad. El superhombre es un ideal de libertad y creatividad que busca afirmarse en la vida y darle su propio sentido. Si bien, es más bien una versión subversiva y nihilista de esta figura. El Joker no busca trascender el nihilismo creando nuevos valores, sino que se regodea en la destrucción y el caos. En este sentido, podría verse como una advertencia de lo que sucede cuando el nihilismo no es superado, sino abrazado completamente. Mientras que el superhombre de Nietzsche apunta hacia la creación de un nuevo sentido de la vida, el Joker se sumerge en el vacío.
El Joker también puede ser interpretado desde el existencialismo, una corriente filosófica que explora la libertad individual y el sentido de la vida en un mundo sin valores preestablecidos. Filósofos como Jean-Paul Sartre y Albert Camus destacaron que, en un universo indiferente, los seres humanos son radicalmente libres y responsables de crear su propio sentido.
Sin embargo, a diferencia del “hombre rebelde” de Camus, que lucha por encontrar un significado a pesar del absurdo, el Joker rechaza por completo la idea de buscar o crear algún propósito. En lugar de rebelarse contra la falta de sentido, él la abraza, disfrutando del caos y la anarquía. El Joker opera bajo su propia lógica, una que niega cualquier intento de estructurar o dar significado al mundo. Desde este enfoque, el Joker es la representación del absurdo llevado al extremo, un ser que vive sin preocuparse por el futuro ni las consecuencias de sus actos, totalmente libre de cualquier restricción moral o ética.
El Joker puede ser visto como una personificación de la idea del mal radical, de Kant, concepto que hace referencia a actos que son malvados no por ignorancia o necesidad, sino por una elección consciente de hacer el mal por el mal mismo. El Joker es así un ser que actúa de manera cruel y destructiva no por necesidad o deseo de ganancia personal, sino simplemente porque disfruta hacerlo. Esta noción del mal radical convierte al Joker en un villano aterrador, ya que sus actos no pueden ser comprendidos ni justificados a través de los lentes tradicionales de la psicología o la motivación.
Todo esto presenta una idea muy interesante en su relación con Batman: son dos caras de la misma moneda. Mientras Batman simboliza el orden, la ley y la justicia, el Joker es el caos, la anarquía y la inmoralidad, representan una dualidad filosófica: caos contra orden, nihilismo contra moralidad, sugiriendo en el extremo de este argumento que ambos personajes se necesitan mutuamente para definir sus propios roles.
En resumen, el Joker no es simplemente un villano de cómic, sino una figura que refleja los males de la sociedad moderna: el terrorismo, la alienación social y la erosión de las estructuras morales tradicionales. Al ser un enemigo que no busca dinero ni poder, sino la destrucción por la destrucción misma, el Joker encarna el miedo al mal inexplicable que se percibe en el mundo contemporáneo.
Miedo que se traduce en un intento desesperado por justificar los actos malvados en traumas pasados, o en la sociedad o en cualquier excusa.
Más allá del cómic
El Joker es uno de personajes más reconocibles fuera del mundo del cómic. Esto es gracias las interpretaciones que se han hecho de él, muchas de ellas ya míticas.
La primera destacable es sin duda en la serie de Batman de finales de los 60. Durante 3 temporadas y una película de la serie, César Romero interpretó a un Joker similar al de aquella época en los cómics: sencillo, algo tonto, bromista, relativamente inofensivo. Una curiosidad es que el actor se negó a afeitarse el bigote, que aparece bajo el maquillaje.
El primer Joker reconocible, en todo caso, es Jack Nicholson, en la película de Burton de 1989. Alejado de la figura de Romero, representa la personalidad más complicada que se desarrolla a partir de los 70, y rinde homenaje también a la de los 40, con un origen similar al concebido por Fingers. Nicholson hace una representación fabulosa, que le valió la nominación a un Globo de Oro.

En 2008 llegó quizá la mejor interpretación del personaje. En la genial interpretación de Nolan del mundo de El Caballero Oscuro, HEath Ledger hace una representación de un Joker que es puro antisistema, anarquía y caos. La versión más extrema de una personalidad nihilista. Su espectacular trabajo marcó época en el personaje y le valió un óscar, tristemente póstumo, al actor.

El siguiente Joker, el del Escuadron Suicida de 2016, interpretado por Jared Leto, quizá podría tener su aquel, pero reconozo que a mí subjetivamente no me gusta mucho. No me gusta cómo está caracterizado, ni su personalidad, pero reconozco que quizá me dejo llevar por cierto agravio comparativo y porque la película tampoco es que esté muy bien.

Quitando las series animadas o la película de Lego, el Joker de la serie Gotham sería el siguiente y se colaría entre medias de Leto, entre 2014 y hasta 2019. A ver, no sería técnicamente Joker, sino una especie de personaje previo al joker. Quitando si la idea gusta más o menos, Cameron Monaghan no hace un mal papel.
Y llegamos después a la película de Joker, de Todd Phillips. Representado por Joaquin Phoenix, es un joker muy distinto, algo triste, quizá, con menos glamour, pero una representación igualmente interesante del personaje.

No me gusta mucho de esta película que intente justificar la maldad o la locura de Joker, pero ya hablamos de esto suficiente en el post sobre los villanos de batman.
Impacto cultural y mediático del Joker
Ha trascendido el mundo del cómic, convirtiéndose en una figura cultural de gran influencia en diversas áreas. Su impacto va más allá de ser el villano de Batman, convirtiéndose en un arquetipo del mal, la locura y la anarquía. A lo largo de los años, su imagen ha sido utilizada para explorar temas sociales, políticos y filosóficos.
El Joker ha sido representado en todo tipo de medios: cine, televisión, videojuegos y literatura. Su risa maníaca y sonrisa icónica se han convertido en símbolos del caos, lo que ha llevado a que su imagen sea reconocida globalmente, incluso por personas que no son lectoras de cómics.
Películas como The Dark Knight (2008) y Joker (2019) lo consolidaron como un fenómeno cultural. Heath Ledger y Joaquin Phoenix, con sus actuaciones, mostraron versiones del personaje que resonaron profundamente con las preocupaciones y ansiedades de sus respectivas épocas. Ambos Joker ofrecieron críticas sociales: Ledger como un símbolo del caos, y Phoenix como una reflexión sobre la alienación y la salud mental en una sociedad cada vez más deshumanizada.
El Joker ha influido en la creación de numerosos personajes dentro y fuera del universo del cómic. Villanos como Green Goblin en Spider-Man, Carnage en Venom, o incluso personajes en otras franquicias, como Pennywise en It, han bebido de la influencia de este villano.
En los videojuegos, su presencia en títulos como la serie Batman: Arkham ha sido igualmente impactante. Su retorcida inteligencia y capacidad para generar caos lo han convertido en un antagonista recurrente y memorable.
Además, ha sido objeto de análisis en numerosos estudios académicos que exploran su representación como símbolo del mal absoluto o como un personaje trágico que refleja las falencias de la sociedad.
El Joker también ha despertado el interés en el campo de la psicología y la filosofía. Su comportamiento psicopático y sus acciones anárquicas han llevado a muchos a preguntarse sobre los límites de la cordura y la locura. ¿Es el Joker un simple psicópata o un nihilista consciente que ha decidido rechazar todas las reglas sociales?
La película Joker (2019) puso en la mesa el debate sobre la salud mental, mostrando cómo una sociedad que ignora y margina a sus individuos más vulnerables puede crear monstruos. De esta manera, el personaje se ha convertido en un símbolo de las consecuencias de la indiferencia social.
En términos filosóficos, el Joker es una figura fascinante, ya que sus motivaciones no encajan en el molde tradicional de un villano que busca poder o riqueza. Su deseo de caos por el caos mismo es una manifestación extrema del nihilismo, lo que lo convierte en un tema recurrente en estudios de filosofía existencial y moral.
Conclusión
El Joker no es simplemente el villano de un cómic. Su evolución lo ha llevado a convertirse en una de las figuras más complejas y multifacéticas de la cultura moderna. Como espejo distorsionado de Batman, el Joker encarna el caos y la anarquía, desafiando constantemente el orden y la moralidad.
A través de los años, ha representado diferentes miedos y ansiedades de la sociedad, desde el terror del caos hasta la alienación social. Su presencia en la cultura popular, el cine y otros medios ha consolidado su lugar como uno de los personajes más icónicos de todos los tiempos.
El Joker no solo actúa como la némesis de Batman, sino también como una representación más amplia del mal sin propósito y el nihilismo, lo que lo convierte en una figura fascinante tanto en el ámbito del entretenimiento como en el análisis filosófico. Cada generación tiene su propia versión del Joker, y es probable que este personaje siga siendo un referente cultural y filosófico en los años venideros.
Fin
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Mientras tanto, nos vemos el lunes que viene con un vídeo corto y el jueves con el próximo episodio, ¡hasta luego!
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