Espada y Brujería

Espada y Brujería. ¿Fantasía de baja calidad?

Espada y Brujería. ¿Fantasía de baja calidad?

La moda en el cine

Tras el éxito de la película de Conan el Bárbaro en 1982, se produjo un renacimiento del cine de fantasía. La década estuvo marcada por la expansión de un estilo de aventura cruda y épica, donde la magia, los héroes solitarios y los combates a espada se entrelazaban en relatos llenos de violencia y mundos fantásticos. Este cine no solo trajo a la pantalla grande los mundos de las novelas de fantasía, sino que también consolidó el tropo del héroe luchador y el villano sin escrúpulos, a menudo enfrentados a fuerzas sobrenaturales en tierras olvidadas.

En paralelo, el cine de los 80 también abrazó producciones de bajo presupuesto que, si bien no gozaron de gran éxito comercial, adquirieron rápidamente un estatus de culto. Hawk the Slayer (1980),  Furia de titanes (1981),  El señor de las bestias (1982), Cromwell el Hechicero (1982)  o las películas italianas de  “Hércules” (1983), protagonizada por Lou Ferrigno, fusionaban mitología clásica con un enfoque de aventuras. “Krull” (1983) mezclaba ciencia ficción y fantasía, creando una atmósfera única donde guerreros y extraterrestres coexistían. Esta particularidad de la década, con su inclinación hacia lo inusual, permitió que el cine de espada y brujería se diversificara más allá de los límites del género.

No estrictamente de Espada y Hechicería, pero relacionada y explicada por el momento, en 1981 también se estrenó Excalibur, con la leyenda del Rey Arturo.

En 1984 llegó la secuela de Conan, Conan el destructor y aprovechando el tirón, otras películas buscaron aprovechar la misma fórmula, como “Red Sonja” (1985), protagonizada por Brigitte Nielsen y Schwarzenegger. Aunque más orientada hacia la representación de una heroína, la historia compartía la esencia de la espada y la brujería: un viaje épico de lucha contra fuerzas sobrenaturales, magia y traiciones. Si bien no alcanzó el mismo impacto que su predecesora, la figura de Sonja se sumó al canon del género, representando una heroína imbatible, empapada de los mismos ideales de aventura y lucha sin cuartel.

Por otro lado, “Lady Halcón” (1985), dirigida por Richard Donner, destacó por su combinación de romance, magia y aventura. En esta historia, un amor maldito debía enfrentarse a una hechicería maligna en un mundo medieval, con una atmósfera envolvente que subrayaba las luchas tanto externas como internas de los personajes. Si bien menos violenta y más poética que otras películas del género, aportó una capa de misticismo y emoción a una corriente cinematográfica frecuentemente asociada con la acción. También de 1985 es Legend, de Ridley Scott, una película de fantasía oscura que combina elementos de cuento de hadas con una atmósfera siniestra y visualmente impresionante. En ella, Tom Cruise interpreta a un joven héroe, Jack, quien debe enfrentarse al malvado Señor de la Oscuridad, interpretado por Tim Curry, para salvar a la princesa Lily y restaurar la luz en el mundo. Con su rica estética visual y el diseño de criaturas fantásticas, Legend es un ejemplo destacado del cine de fantasía de los 80, aunque su éxito inicial fue limitado, con el tiempo ha sido considerada una obra de culto.

En el mismo sentido, “La princesa prometida” (1987), dirigida por Rob Reiner, aunque más ligera y orientada a un público familiar, también formó parte de esta corriente, explorando la magia, el amor y la lucha en un universo fantástico.

Aunque todas estas películas se distanciaban de las tonalidades más oscuras de otras producciones, su enfoque en el heroísmo, el sacrificio y las aventuras épicas la hacía una pieza fundamental dentro del cine de espada y brujería de la época.

En general, a lo largo de la década, las producciones de bajo presupuesto se convirtieron en una constante, gracias a la expansión de los videoclubes, que permitió a las películas de espada y brujería encontrar su lugar fuera de los cines. Aunque muchas de estas obras no alcanzaron un gran reconocimiento en su momento, otras han sido reivindicadas como clásicos de culto, y su influencia perdura en el cine fantástico contemporáneo. Pero eso es otra historia, y debe ser contada en otra ocasión.

En todo caso, la adaptación de acción real de la línea de Masters of the Universe (1987), aunque no estrictamente parte del subgénero de espada y brujería, tomó inspiración en Conan y otras fantasías similares. Su fracaso comercial, marcó el final de la dominancia del subgénero en los años 80, aunque aún quedara por llegar alguna gran película, como Willow en 1988. Dirigida por Ron Howard y producida por George Lucas, es una de las obras más emblemáticas del cine de fantasía de finales de los 80. La película combina elementos de espada y brujería con una narrativa de aventura épica, siguiendo la historia de Willow, un joven agricultor que, tras descubrir que una niña recién nacida es la clave para derrotar a la malvada reina Bavmorda, se embarca en una peligrosa misión para protegerla. A lo largo de su viaje, Willow se enfrenta a desafíos y seres fantásticos, incluyendo un hechicero llamado Madmartigan, interpretado por Val Kilmer. Con una mezcla de magia, humor y batallas épicas, Willow se convirtió en un clásico de culto, destacándose por su original enfoque dentro del subgénero de la fantasía. Aunque no alcanzó el éxito comercial esperado en su estreno, donde Lucas esperaba una recaudación similar a la de ET, tampoco fue un fracaso y con el tiempo se ha ganado una base de seguidores leales.


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