ISTARI: Los magos de Tolkien

ISTARI: Los magos de Tolkien

Istari: Los Magos de Tolkien

Hoy hablamos de la orden de los Magos de Tolkien, los Istari. Cinco misteriosos magos, que llegaron desde las Tierras Imperecederas con un único propósito: enfrentar la creciente oscuridad de Sauron sin desatar su propio poder.

Primero, explicamos quienes eran realmente estos magos y qué destino aguardaba a cada uno en su misión de salvar el mundo, después hablamos de cada una de sus historias, uno por uno: Gandalf, Saruman, Radagast y los misteriosos magos azules. En tercer lugar, nos centramos en si cumpieron o no sus misiones y por qué. Finalizamos con una reflexión sobre su impacto en la mitología de Tolkien.

Así que prepárate para abandonar Valinor, camino de la Tierra Media, elige el color de tu ropa y agarra fuerte tu vara, porque empezamos.

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  1. Los Istari, los Magos de la Tierra Media

La magia en el mundo de Tolkien es un concepto complejo y sutil, muy diferente a otras obras de fantasía. No se trata de lanzar hechizos vistosos o de usar grandes poderes, sino que está profundamente entrelazada con la naturaleza, el conocimiento, la tecnología y la voluntad de quienes la ejercen. En la Tierra Media, lo que muchas veces se denomina “magia” no es magia en el sentido tradicional, sino una manifestación de las habilidades inherentes a las diferentes razas. Por ejemplo, cuando Galadriel le dice a Sam respecto a su espejo: “esto es lo que tu gente llama magia, aunque no entiendo claramente qué quieren decir”, deja claro que para los elfos, esto es algo natural.

Por lo tanto, la magia en la obra de Tolkien encaja dentro de lo que el autor de fantasía Brandon Sanderson llama “magia blanda”, caracterizada porque no existen reglas explícitas que expliquen su funcionamiento. A menudo se percibe como una fuerza inherente al mundo, ligada a seres poderosos como los Valar, Maiar, y el propio entorno natural. Aunque hay momentos en los que la magia parece seguir ciertas pautas, como en los poderes de los Anillos o los límites de los Istari, en general se siente etérea, basada más en la influencia, el poder espiritual y la voluntad, que en hechizos concretos con reglas claras.

Este concepto de magia será el tema de un video separado dentro de nuestra serie sobre la magia en diferentes mundos de fantasía. Pero en el episodio de hoy, nos centramos en la orden de los magos, es decir, en los Istari, dejando de lado hechiceros, nigromantes y cualquier otro tipo de magia.

¿Quiénes son los Istari?

Según lo que señala Saruman en El Señor de los Anillos, la orden de los Magos, en Quenya “Istari”, está compuesta por cinco miembros. En El Silmarillion, El Hobbit y El Señor de los Anillos, se nombran a tres de ellos: Gandalf el Gris, Saruman el Blanco y, de pasada, Radagast el Pardo. Estos tres magos aparecen en las adaptaciones cinematográficas de Peter Jackson. Los otros dos, conocidos como los Magos Azules, solo reciben una breve mención en El Silmarillion, donde se nos dice que viajaron hacia las regiones del Este, y su destino sigue siendo un misterio.

La reciente serie de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder parece estar insinuando la aparición de uno de estos magos, aunque su identidad aún no ha sido confirmada. Además, la serie introduce a otros personajes que parecen ser magos oscuros, pero esa es otra historia que debe ser contada en otra ocasión.

Para obtener una imagen más completa de esta orden de magos o Istari, debemos recurrir a obras como Los Cuentos Inconclusos, las cartas de Tolkien y al menos el noveno volumen de La Historia de la Tierra Media. Sin embargo, incluso con todas estas fuentes, el conocimiento sobre los Istari sigue siendo limitado y envuelto en misterio.

El Origen de los Istari

Los Istari son un grupo de cinco Maiar, espíritus inmortales de gran poder, enviados por los Valar desde el reino de Valinor a la Tierra Media durante la Tercera Edad, alrededor del año 1000. En las Tierras Imperecederas, el Rey de los Valar, Manwë, convocó un consejo al darse cuenta de que Sauron, el sucesor de Melkor-Morgoth, estaba volviendo al poder. La misión de los Istari sería mostrar a los Pueblos Libres que los Poderes no los habían abandonado y guiarlos en la lucha contra el Señor Oscuro.

Dos Maiar se ofrecieron voluntarios para esta misión: Curumo, quien sería conocido como Saruman, enviado por el Vala Aulë; y Alatar, uno de los futuros Magos Azules, enviado por el Vala Oromë. Sin embargo, Manwë también convocó a Olórin, un Maia conocido por su sabiduría y compasión, preguntándole si aceptaría ser el tercer emisario. Olórin, envuelto en su manto gris y sentado en silencio al fondo del consejo, expresó su temor y dudas, afirmando que se consideraba demasiado débil para enfrentar a Sauron. Pero Manwë lo convenció de que su humildad y prudencia eran precisamente las razones por las que debía ir. Fue entonces cuando Varda, esposa de Manwë, añadió de manera profética: “No como el tercero”. Estas palabras, llenas de misterio, sembraron la semilla de la envidia en Curumo, quien desde ese momento empezó a mirar a Olórin con recelo.

Yavanna, otra de las Valar, pidió que Aiwendil, más tarde conocido como Radagast, acompañara a Saruman en su misión. Esto nunca fue del agrado de Saruman, que veía a Radagast como una distracción. Por su parte, Alatar decidió llevar a su amigo Pallando, el otro Mago Azul, como compañero en su viaje al Este.

En los cuentos inconclusos se cuenta que los Magos llegaron de forma escalonada a la Tierra Media, en general desde que Sauron se refugia en Dol Guldur, es decir, en torno al año 1000 T.E.

El primero en llegar fue Saruman; después, los Magos Azules; tras ellos, Radagast, y el último, Gandalf.

Con todo, es importante destacar que a pesar de que en El Señor de los Anillos se señala que son cinco, ni en el silmarillion ni en el hobbit se dice un número concreto. De hecho, en los cuentos inconclusos, el propio Tolkien reconoce que la orden podrían ser más.

Concretamente, Tolkien señala que “Del Orden [de los Istari] el número es desconocido; pero de los que vinieron al Norte de la Tierra Media, donde había más esperanza (por el remanente de los Dúnedain y de los Eldar que allí moraban), los principales eran cinco.”

Por su lado, su hijo Christopher también asegura que “el número de los es desconocido, aunque ‘los principales’ de los que vinieron al Norte de la Tierra Media eran cinco”.

La Misión de los Istari

La misión de los Istari en la Tierra Media era clara: ayudar a los Pueblos Libres en su lucha contra Sauron, pero no a través de un poder directo. No debían dominar ni controlar, sino guiar y aconsejar, uniendo a los hombres y a los elfos contra la oscuridad que se avecinaba. Es por esto que los Istari adoptaron la forma de ancianos, figuras que, aunque dotadas de gran sabiduría, no inspiraban temor ni autoridad por la fuerza. Como se señala en Los Cuentos Inconclusos, “orientar hacia el bien con consejo y persuasión a los Hombres y a los Elfos, e intentar unir en amor y comprensión a todos aquellos a los que Sauron, si volvía, trataría de dominar y corromper”, era su verdadero propósito.

Su apariencia era un misterio para muchos. Aunque parecían hombres ancianos, sabios en las ciencias y las artes, no envejecían ni morían de la misma forma que los mortales. Debido a esto, algunos, especialmente los humanos, los confundían con elfos, pensando que su sabiduría y longevidad eran señales de una naturaleza élfica.

El color de los Istari

A pesar de cada mago está asociado con un color, por ejemplo Saruman el blanco, Gandalf el gris, Radagast el pardo o los dos magos azules, Tolkien no ofrece ninguna explicación clara o asociación explícita.

Es cierto que se puede intuir que Saruman el blanco y después Gandalf el blanco se podría asociar con la pureza y el liderazgo de la orden. Quizá por eso, Saruman abandona el blanco para convertirse en el multicolor, cuando traiciona su misión. El gris podría indicar cierta pérdida de la pureza original,  y por ello luego la vuelta al blanco. Y el pardo podría estar relacionado con la naturaleza. Pero soy incapaz de mantener esta lógica con el color azul, que no tiene un significado claro, desde luego.

Hay una teoría interesante respecto a la asociación de los colores con los valar.  Sin embargo, el color de cada mago, al menos de acuerdo con el silmarillion, no se asocia con el valar que lo propuso. Por ejemplo, el gris suele asociarse con Estë o con Nienna, que llevan vestiduras de este color, y no con Manwë. El blanco, por su lado, podría asociarse con Nahar, el caballo de Oromë, que es blanco. También podría tener que ver con la nieve, fruto de las obras de Ulmo y Aulë.  El azul por su lado, se relaciona con Manwë, por las vestiduras, el color de sus ojos o su cetro, pero no con Oromë. En cuanto al marrón, no hay asociaciones con los valar.

Sí tiene más sentido la teoría que asocia los colores en idioma Quenya-Sindarin con la etimología de sus nombres.

Por ejemplo, gris: mith en Sindarin, Gandalf fue llamado Mithrandir, el Peregrino Gris, por los Eldar. En el caso de los magos azules, Pallando y Alatar son llamados Ithryn Luin porque se dice que llegaron a la Tierra Media en un barco vestido de azul marino (luin). Sin embargo, luin proviene de lhun, que también significa barco. Respecto al marrón, el inglés antiguo rudugást, significa espíritu marrón. Es más problemático el blanco. De raíz glân(tanto en sindarin como en quenya, que originalmente significa puro. No parece que Saruman case con esto, quizá algo que es intencionado. En todo caso, los nombres serían por tanto una consecuencia del color, no habría otro significado más allá de esto.

En fin, otro enigma que podría sencillamente no tener mayor relevancia.

La vara de los Istari

Pero que nos lleva a pensar en las varas. En las películas de El Señor de los Anillos se les da una gran importancia. Pero también en el libro parecen relevantes, aunque de nuevo, Tolkien no ofrece una gran ayuda aquí ni explica claramente si la vara de los Istari es o no necesaria para realizar magia o conjuros.

Las varas parecen importantes en al menos dos sentidos:  En primer lugar, tienen un poder explícitamente simbólico. Gandalf pide el bastón de Saruman, y Saruman responde que Gandalf anhela para sí mismo los bastones de los Cinco Magos, como si fueran reliquias u objetos de poder. Además, para expulsarlo de la orden, Gandalf rompe la vara de Saruman. Tu vara está rota, le dice, se oye un crujido, y la vara se partió en dos en la mano del mago y la empuñadura cayó a los pies de Gandalf.

En segundo lugar, los Magos claramente canalizan de alguna forma todo o parte de su poder a través de sus bastones y diversos gestos. Gandalf hace esto en varias ocasiones. Por ejemplo, cuando Gandalf el blanco la usa para desarmar a Legolas, Gimli y Aragorn, al encontrarles. Aunque el ejemplo más claro es cuando la introduce en el palacio de Meduseld y la emplea ante el rey Theoden.

El guardia pidió que dejaran las armas antes de entrar al palacio del Rey de Rohan, incluida la vara de Gandalf, pero este alegó que era un anciano y, si no podía caminar con su bastón, preferiría esperar sentado a que Théoden viniera a hablar con él. Finalmente se les permitió la entrada, confiando en sus buenas intenciones. Pero una vez dentro, Gandalf levantó la vara y un trueno rugió a lo lejos. El sol desapareció de las ventanas del Este; la sala se ensombreció de pronto como si fuera noche. Sólo Gandalf era visible, de pie, alto y blanco. Hubo un relámpago, como si un rayo hubiera partido en dos el techo. Luego, todo quedó en silencio. -¿Me escucharéis ahora, Théoden hijo de Thengel? -dijo Gandalf-. Levantó la vara y la apuntó hacia una ventana alta. Allí la oscuridad pareció aclararse y pudo verse por la abertura, alto y lejano, un brillante pedazo de cielo…

Es cierto que en muchos pasajes la vara no parece necesaria para realizar magia, pero en muchos otros tiene una gran importancia.

La vara de Gandalf el Gris era de madera a lo largo de El Hobbit y La Comunidad del Anillo. La parte más alta poseía alguna forma que permitiese iluminar áreas completamente oscuras, como los túneles de la Ciudad de los Goblins y Khazad-dûm. Cerca de la base había un clavo que Gandalf usaba para tallar la letra cirth “G” en objetos para marcar su presencia, como en la puerta de Bolsón Cerrado y algunas piedras en la Torre de Amon Sûl. La vara se rompió cuando Gandalf golpeó el Puente de Khazad-dûm, causando que se colapsara bajo los pies del Balrog. Tras reaparecer como Gandalf el blanco, recibió una nueva vara en Lothlórien, de madera de fresno y seguramente de color blanco.

Por su parte, El bastón de Saruman el Blanco se describe curiosamente como de color negro. No hay referencias a la de Radagast ni la de los magos azules.

Reflexión Final

El papel de los Istari en la Tierra Media es un reflejo de la visión de Tolkien sobre el poder y la magia. Más allá de la fuerza bruta, lo que define su éxito o fracaso es la humildad, la sabiduría y la resistencia a la corrupción. Mientras que Gandalf triunfará en su misión precisamente por mantener su humildad y su propósito, Saruman caerá víctima de la ambición y el deseo de poder. Los Magos Azules y Radagast, aunque menos conocidos, también reflejan esta tensión entre el deber y la tentación de desviarse de la misión original.

Vamos a profundizar en todo esto viendo a cada mago uno por uno y después, nos centramos en la misión.

  • Gandalf: el sabio gris

Gandalf es, sin duda, uno de los personajes más icónicos y reconocibles de la obra de J.R.R. Tolkien, y un arquetipo del “sabio mentor” en la literatura de fantasía moderna. Su rol en la Tierra Media va mucho más allá del de un simple hechicero; es un guía, protector y faro de sabiduría para los héroes que deben enfrentarse a las fuerzas oscuras que amenazan el mundo.

En la tradición literaria, Gandalf sigue la línea de figuras míticas como Merlín en las leyendas artúricas o incluso los sabios profetas de las escrituras religiosas, que aparecen en momentos de gran necesidad para ofrecer consejo, esperanza y, en última instancia, guiar al bien hacia la victoria.

Sin embargo, lo que distingue a Gandalf de otros arquetipos es su enfoque en la humildad y la compasión. A lo largo de El Señor de los Anillos y El Hobbit, su poder no se mide tanto en términos de hechizos o magia espectacular, sino en su capacidad para influir en otros y ayudarles a encontrar su propio coraje y sabiduría. Esta cualidad es lo que lo convierte en una figura fundamental dentro de la mitología de la Tierra Media.

Antes de ser conocido como Gandalf en la Tierra Media, era Olórin, uno de los Maiar, los espíritus inmortales de gran poder que servían a los Valar en las Tierras Imperecederas. Estaba al servicio del vala Irmo, también conocido como Lorien, aunque frecuentaba las estancias de Nienna, de quien aprendió la piedad y la paciencia.

Olórin era conocido por su sabiduría y su compasión, cualidades que lo distinguían entre los Maiar. Pasaba mucho tiempo entre los elfos, compartiendo su conocimiento y ayudándolos a encontrar alegría incluso en tiempos difíciles. A diferencia de otros Maiar, Olórin prefería trabajar de manera discreta, inspirando en lugar de dirigir, influenciando el corazón de los demás sin imponerse.

En la tierra Media, Gandalf se ayudó  de unos de los tres anillos élficos para esta labor, el Anillo del Fuego, Narya, de Círdan el Carpintero del Mar, el Señor de los Puertos Grises. La entrega de Narya a Gandalf ocurrió en un momento crítico durante el inicio de su misión en la Tierra Media. Círdan, reconociendo la verdadera naturaleza y el propósito de Gandalf, y su diferencia respecto al resto de Istari, decidió entregárselo. A pesar de parecer el menos destacable, Cirdan advirtió que era el que poseía mayor altura espiritual. Los celos de Saruman, enterado de este regalo, crecieron, lo que supone los primeros indicios de la traición que cometerá.

Gandalf usó Narya con gran discreción, el Anillo le permitió desempeñar su papel en la resistencia contra Sauron con mayor eficacia. El poder de Narya le ayudó a inspirar y fortalecer a los pueblos libres de la Tierra Media, así como a mantener su propio espíritu firme y resistente frente a los desafíos que enfrentaba.

Gandalf el Gris: El Consejero de los Pueblos Libres

A lo largo de siglos, Gandalf se convirtió en una figura de gran respeto y reverencia, conocido por su sabiduría y por su disposición a involucrarse en los asuntos de los pequeños y los grandes por igual.

A diferencia de Saruman, quien optó por establecerse en Isengard y centrarse en el poder y la autoridad, Gandalf se mantuvo cercano a la gente común. Su relación con los hobbits de la Comarca es un ejemplo claro de esto. Mientras otros Istari se preocupaban por los reyes y las grandes decisiones, Gandalf vio en los hobbits una fuerza que los demás pasaban por alto. Fue Gandalf quien convenció a Thorin y su compañía de llevar a Bilbo en la búsqueda de Erebor, y quien más tarde apoyó a Frodo en su misión de destruir el Anillo Único.

Este enfoque en lo pequeño y humilde es uno de los aspectos más destacados de Gandalf como personaje. Su sabiduría radica en ver el potencial en los demás, incluso cuando ellos mismos no lo ven. Esta perspectiva contrasta profundamente con la visión de Saruman, quien se perdió en la ambición y el deseo de poder, olvidando la misión original de los Istari, o con Radagast, más centrado en la naturaleza y en los animales.

De sus múltiples viajes, Gandalf recibirá muchos nombres. Mithrandir entre los elfos, Tharkún para los enanos; Olórin era en mi juventud en el Oeste que nadie recuerda, Incánus en el Sur, Gandalf en el Norte; al Este nunca voy…

De acuerdo con Tolkien, el norte se refiere a las regiones noroccidentales de la Tierra Media: desde el golfo de Lhûn hasta el mar de Núrnen, en Mordor, y desde Carn Dûm hasta las fronteras meridionales de Gondor y Harad, en el sur. En este sentido, el nombre de Incanus podría estar relacionado con el significado de espía del norte. También dice que Gandalf no fue más allá de Núrnen (“al este nunca voy”).

Más tarde, el señor J desmintiría que Gandalf viajara hasta Harad, asegurando que el sur se refiere hasta Gondor. Sin embargo, en Gondor no se le conoce como Incanus. Para resolver esta contradicción, Tolkien asegura que Incánus era un nombre quenya, nada que ver con espías, inventado en Gondor durante los tiempos antiguos que se volvió anticuado con el paso de los años.

Gandalf el Blanco: La Resurrección y la Transformación

El enfrentamiento de Gandalf con el Balrog en Moria es uno de los momentos más dramáticos de El Señor de los Anillos. Tras caer en las profundidades de la montaña en una lucha titánica, se le da por muerto, y su pérdida deja a la Comunidad del Anillo desolada. Sin embargo, su sacrificio es solo temporal. Gandalf es “enviado de vuelta” por los Valar, resucitado y transformado en Gandalf el Blanco, un ser de mayor poder y autoridad que antes.

Este renacimiento simboliza mucho más que un simple incremento en su poder; representa una renovación de esperanza para los Pueblos Libres. Como Gandalf el Blanco, asume un liderazgo más directo en la lucha contra Sauron, guiando a los héroes de la Tierra Media hacia la victoria final. Su papel en la Guerra del Anillo es crucial: desde la batalla del Abismo de Helm hasta la liberación de Minas Tirith y la confrontación final ante las puertas de Mordor, Gandalf demuestra que su poder no radica solo en su magia, sino en su capacidad para inspirar y liderar en los momentos más oscuros.

No tiene mucho que ver, pero en el genial juego de mesa la Guerra del Anillo, el momento de convertir a Gandalf en el blanco es clave en cualquier partida.

Gandalf y los Hobbits: La Fuerza de la Humildad

La relación de Gandalf con los hobbits es una de las claves de su éxito en la misión contra Sauron. Desde su amistad con Bilbo hasta su apoyo incondicional a Frodo y Sam, Gandalf siempre reconoció el valor de lo pequeño y aparentemente insignificante. Los hobbits, con su simplicidad y resistencia innata, personifican la creencia de Gandalf de que la verdadera fuerza no siempre proviene de los grandes poderes o los ejércitos, sino de la bondad y el coraje que residen en los corazones de los más humildes.

Fue Gandalf quien vio el potencial en Bilbo para ser un héroe, y quien confió en Frodo para llevar a cabo la tarea más peligrosa de todas: destruir el Anillo Único. En una conversación con Frodo, Gandalf dice: “No podemos elegir los tiempos en los que vivimos. Solo podemos decidir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado”. Esta cita encapsula la filosofía de Gandalf: el verdadero heroísmo reside en la elección de hacer el bien, a pesar de las dificultades y el miedo.

El Legado de Gandalf en la Tierra Media

Después de la derrota de Sauron, Gandalf cumple su misión y regresa a las Tierras Imperecederas junto con los elfos y Frodo. Su partida marca el fin de una era en la Tierra Media, pero su legado perdura. No solo en las victorias militares o los grandes logros, sino en las vidas que tocó y cambió para siempre. Su influencia se extiende a través de generaciones, recordando a los habitantes de la Tierra Media que la verdadera fuerza se encuentra en la sabiduría, la compasión y la humildad.

Gandalf simboliza la victoria del bien sobre el mal, no a través de la dominación o la fuerza bruta, sino a través del sacrificio, la guía y la inspiración. Su impacto no se limita a la narrativa de Tolkien; se ha convertido en un símbolo cultural más amplio de la lucha por el bien en un mundo lleno de oscuridad.

El poder de Gandalf

Gandalf, como uno de los Istari, demuestra una amplia gama de poderes que reflejan su origen Maia. Puede manipular la luz y la oscuridad, encender fuego, y proteger a sus aliados con barreras mágicas. Además, es hábil en el combate con su espada Glamdring y su bastón, y su influencia psicológica y persuasiva es notable, guiando y aconsejando a personajes clave. Su conocimiento extenso sobre la Tierra Media y su capacidad para comunicarse con animales, como las águilas, complementan sus habilidades. Aunque no inmortal, Gandalf posee una longevidad y resistencia sobresalientes, y su transformación en Gandalf el Blanco le otorga poderes y sabiduría adicionales para cumplir su misión de guiar a los Pueblos Libres.

Reflexión Final: El Verdadero Poder de Gandalf

Al final, el verdadero poder de Gandalf no reside en su magia, sino en su sabiduría, humildad y capacidad para inspirar a otros a actuar con coraje y bondad. Aunque es uno de los personajes más poderosos de la Tierra Media, su éxito se debe más a su habilidad para influir positivamente en los demás que a su poder individual. En un mundo donde el mal se presenta como fuerza abrumadora, Gandalf demuestra que la esperanza y la perseverancia pueden prevalecer, incluso en los momentos más oscuros.

  • Saruman, el Sabio Corrupto

Pocos personajes son tan fascinantes y trágicos como Saruman, el Blanco. Enviado junto a los otros Istari para guiar a los Pueblos Libres contra la sombra de Sauron, Saruman es el ejemplo más claro de la corrupción que puede provocar el deseo de poder.

Antes de ser llegar a la Tierra Media, su nombre era Curumo, un Maia del Vala Aulë. Desde el principio, Curumo destacó entre los otros Istari por su conocimiento y sabiduría. Cuando los Valar decidieron enviar emisarios a la Tierra Media para contrarrestar la amenaza de Sauron, Aulë eligió a Curumo para representar su poder y conocimiento entre los pueblos libres. De esta forma, Curumo se convirtió en Saruman, el Blanco, líder de la Orden de los Istari y el más poderoso entre ellos.

Saruman comenzó a acumular conocimiento sobre los Anillos de Poder, las artes oscuras y la tecnología antigua, creyendo que con ese saber podría superar incluso a Sauron. Con el paso del tiempo, la sabiduría de Saruman se tornó en obsesión. Su profundo estudio de los Anillos de Poder y su deseo de comprender las fuerzas que los rodeaban lo llevó a desarrollar una peligrosa ambición. Creyó que no solo debía combatir a Sauron, sino superarlo, apoderándose del Anillo Único y utilizando su poder para gobernar la Tierra Media. Esta obsesión marcó el comienzo de su caída.

Saruman se estableció en Isengard, una antigua fortaleza en la región de Rohan, entregada por los Señores de Gondor para que fuera su hogar, aunque secretamente lo que ansiaba era el palantir que se guardaba allí. Saruman no solo se distanció de su misión original, sino que comenzó a desear el poder que Sauron poseía. A través del Palantir de Orthanc, Saruman se comunicaba secretamente con el Señor Oscuro, creyendo que podía engañarlo y obtener el Anillo para sí. Sin embargo, el propio Sauron utilizó el Palantir para corromper la mente de Saruman, dominándolo poco a poco. Creyéndose igual a Sauron, Saruman comenzó a construir su propio ejército en Isengard, creando los Uruk-hai, una nueva raza de orcos diseñados para ser más poderosos y leales que los creados por Sauron.

La ambición de Saruman no tenía límites, y su creciente deseo de poder lo llevó a manipular a quienes lo rodeaban. Utilizando su voz hipnótica, que tenía un poder casi mágico para convencer y seducir a los demás, Saruman extendió su influencia sobre Rohan, debilitando al rey Théoden a través de su agente Gríma Lengua de Serpiente. Así, se erigió como un enemigo formidable no solo para Sauron, sino también para los pueblos libres que había jurado proteger.

La Confrontación y el Desenlace

En torno al año 3000, la corrupción del mago ya era completa. La traición de Saruman fue descubierta por Gandalf, quien lo confrontó en Isengard. Saruman, creyendo que aún podía ganar a Gandalf para su causa, intentó convencerlo de unirse a él en su búsqueda de poder. Sin embargo, Gandalf rechazó su oferta, y Saruman lo encarceló en la Torre de Orthanc. A pesar de su intento de controlar a su viejo colega, Gandalf fue rescatado por Gwaihir, el Señor de los Vientos, lo que marcó el inicio del declive de Saruman.

A medida que avanzaba la Guerra del Anillo, Saruman se encontró cada vez más aislado. Su ejército fue derrotado en la Batalla del Abismo de Helm, donde los Ents, liderados por Bárbol, destruyeron Isengard, sellando su destino. Gandalf, que había sido elevado a Gandalf el Blanco y asumido el liderazgo de la Orden de los Istari, despojó a Saruman de su poder y lo dejó prisionero en su propia torre, humillado y derrotado.

Después de su caída en Isengard, logra escapar y se refugia en la Comarca, donde intenta gobernar a los hobbits a través del miedo y la opresión. Sin embargo, su control sobre la Comarca es efímero, y es derrotado por los hobbits liderados por Frodo y Sam. En un último acto de desesperación, Saruman es asesinado por su propio sirviente, Gríma Lengua de Serpiente, poniendo fin a su trágica historia.

Reflexiones sobre la Caída de Saruman

La historia de Saruman es una advertencia sobre los peligros de la ambición desmedida y la corrupción del poder. Su caída, desde un sabio líder hasta un villano traicionado por su propia obsesión, es una de las tragedias más grandes de la Tierra Media. Saruman, quien alguna vez fue el más sabio y poderoso de los Istari, terminó como un ser insignificante, sin poder ni gloria, traicionado por aquellos a quienes intentó dominar.

El destino de Saruman es un recordatorio de que incluso los más grandes pueden caer, y que el poder, cuando es buscado por sí mismo, puede destruir incluso a los más sabios. Su historia refleja la lucha interna entre el bien y el mal, y cómo la arrogancia y la falta de humildad pueden llevar a la ruina.

Saruman, quien alguna vez fue un pilar de sabiduría y guía para los pueblos libres, terminó como un tirano débil y despreciado, incapaz de reconocer los errores de su camino. Su legado en la Tierra Media es uno de advertencia, una historia sobre cómo la corrupción y el deseo de poder pueden consumir a los más grandes, llevándolos a la destrucción.

El poder de Saruman

Como líder de los Istari, Saruman posee una serie de poderes impresionantes derivados de su naturaleza Maia. Es un maestro en la manipulación de la magia, capaz de influir en la voluntad de otros. Saruman también es un experto en herrería y en ingeniería.

De hecho, esa experiencia y su elevado conocimiento sobre los anillos de poder le permitiría forjar su propio anillo menor, tratando de emular a Sauron y autodenominándose como hacedor de anillos.

Pero el mayor poder de Saruman radica en su maestría con la palabra, un talento que utiliza para manipular y controlar a los demás. Su habilidad para persuadir, engañar y seducir a través del discurso es formidable, como lo demuestra su capacidad para corromper a sus seguidores y a otros personajes clave, como Théoden. Utiliza su voz para ejercer influencia sobre la mente y la voluntad de quienes lo escuchan, siendo capaz de cambiar percepciones y sembrar discordia. Este poder verbal no solo le permite ejercer control directo sobre individuos, sino también manipular eventos a una escala más amplia, haciendo de la palabra su herramienta más potente en su ascendente lucha por el dominio.

  • Radagast, el Pardo

Radagast el Pardo es uno de los Istari más enigmáticos de la Tierra Media. A diferencia de Gandalf y Saruman, quienes desempeñaron papeles destacados en la Guerra del Anillo, Radagast optó por un camino diferente, alejándose de las grandes batallas y concentrándose en la naturaleza y en las criaturas que habitaban los vastos bosques de la Tierra Media.

Antes de ser conocido como Radagast, su nombre era Aiwendil, un Maia al servicio de Yavanna, la Vala protectora de todas las cosas que crecen y viven en la Tierra Media. Desde sus primeros días, Aiwendil se sintió atraído por la naturaleza, los animales y las plantas. Este amor por lo viviente definió su misión cuando fue enviado a la Tierra Media como uno de los Istari.

Curiosamente, a pesar de ser enviado junto con curumir, saruman, la llegada de Radagast es posterior a la del mago blanco.

Al igual que los otros magos, Radagast fue enviado para ayudar a los pueblos libres en su lucha contra Sauron, pero su enfoque fue único. Mientras Saruman se centraba en el poder y Gandalf en la guía de los pueblos libres, Radagast se retiró al bosque, dedicándose a proteger la vida natural de la Tierra Media. Estableció su hogar en Rhosgobel, cerca del Bosque Negro, donde vivió en comunión con los animales y las criaturas del bosque, apartándose de las grandes ciudades y reinos de los hombres y elfos.

El Conector con la Naturaleza

La verdadera fuerza de Radagast radicaba en su profunda conexión con la naturaleza. Era un amante de los animales y un protector de las criaturas del bosque, y tenía la habilidad de comunicarse con ellas de maneras que ningún otro ser en la Tierra Media podía. Su amor por las criaturas vivas era tal que a menudo se le describía rodeado de pájaros, conejos y otras criaturas del bosque. Esta conexión le permitió mantenerse al tanto de los eventos en la Tierra Media a través de los ojos y oídos de los animales que lo acompañaban.

Aunque Radagast no jugó un papel central en la Guerra del Anillo, su intervención fue crucial en momentos clave. Fue él quien, de manera inadvertida, ayudó a Gandalf al enviarlo a Isengard tras recibir una advertencia de Saruman. Aunque Saruman intentó utilizar a Radagast para atraer a Gandalf a una trampa, Radagast también fue responsable de enviar al Señor de los Vientos, Gwaihir, para rescatar a Gandalf de la cima de Orthanc. Aunque su participación no fue directa, su influencia a través de los animales fue fundamental en el desarrollo de los eventos que seguirían.

Un Mago Alejado de su Misión

Radagast es a menudo visto como el Istari que se desvió de su misión original. Mientras que Saruman fue corrompido por su deseo de poder y Gandalf se mantuvo fiel a su propósito de guiar a los pueblos libres, Radagast se perdió en su amor por la naturaleza. En lugar de involucrarse directamente en la lucha contra Sauron, se retiró al bosque, prefiriendo la compañía de los animales y las plantas.

Sin embargo, esta elección no necesariamente lo convierte en un fracaso. Así opinian algunos académicos estudiosos de la obra de Tolkien como por ejemplo, John Rateliff o Corey Olson. Aunque se apartó de la misión principal de los Istari, su devoción por la naturaleza también puede interpretarse como una forma de resistencia contra la oscuridad de Sauron. Al proteger la vida silvestre y preservar los bosques, Radagast estaba defendiendo un aspecto crucial de la Tierra Media que también estaba en peligro de ser destruido por la sombra creciente. Su lucha, aunque menos visible, era igualmente importante en la defensa del equilibrio natural del mundo.

La Sabiduría de lo Humilde

Radagast es un recordatorio de que no todas las formas de poder en la Tierra Media se manifiestan a través de la fuerza o la autoridad. Su sabiduría no estaba en controlar a otros, sino en mantener la armonía con el mundo natural. Aunque su papel en la historia es menos destacado que el de Gandalf o Saruman, Radagast encarna una forma de poder más humilde y sutil: la preservación de la vida en su forma más simple.

En un mundo lleno de conflictos y guerras, Radagast eligió una vida dedicada al cuidado y la protección de las criaturas más vulnerables. Esta elección, aunque no heroica en apariencia, tiene un valor profundo. En un sentido, Radagast representaba una resistencia pasiva a la oscuridad, preservando la vida y el equilibrio natural en un tiempo en el que todo estaba en peligro de ser destruido.

El poder de Radagast

No se nos dice mucho sobre sus poderes, aunque parecen relacionados con la naturaleza. Su magia se centraría así principalmente en la influencia sobre plantas y animales, con habilidad para comunicarse con criaturas de la Tierra Media, como pájaros y bestias. Radagast también poseería conocimientos sobre hierbas y remedios, lo que le permitiría sanar y cuidar de la naturaleza.

Reflexiones sobre Radagast

El legado de Radagast es uno de humildad, amor por la vida y protección de lo natural. Aunque a menudo se le pasa por alto en las grandes historias de la Tierra Media, su papel como guardián de la naturaleza tiene un impacto duradero. Representa una forma de resistencia tranquila y pacífica, un recordatorio de que incluso en tiempos de gran oscuridad, la vida continúa, y aquellos que la cuidan desempeñan un papel vital en la preservación del mundo.

Radagast, el mago que se alejó de la lucha directa contra Sauron, nos enseña que hay muchas formas de combatir el mal, y que a veces la protección de lo pequeño y lo natural es tan importante como las grandes batallas libradas por los héroes más conocidos.

  • Los Magos azules

Como ocurre con otras incógnitas que deja Tolkien, el resto de Istari, los dos magos azules, llaman mucho la atención de los seguidores, y suelen ser muy seguidos y su posible historia muy discutida.

Lo cierto es que hay poco escrito sobre ellos. Por eso los Magos Azules, conocidos en Quenya como Alatar y Pallando, son las figuras más misteriosas de la orden de los Istari. A diferencia de Gandalf, Saruman y Radagast, su historia está envuelta en un velo de incertidumbre, pues no juegan un papel directo en los eventos más conocidos de la Guerra del Anillo. Sin embargo, aunque su influencia en la Tierra Media sea poco documentada, las tierras del Este y del Sur probablemente sintieron el impacto de sus acciones.

El Enigma de Alatar y Pallando

Los Magos Azules llegaron a la Tierra Media junto con los otros tres Istari. Alatar fue seleccionado por el Vala Oromë, el cazador, quien conocía las vastas tierras del Este desde la Primera Edad. Pallando, el otro Mago Azul, fue elegido por Alatar para acompañarlo en esta misión, lo que indica una relación cercana entre ambos desde sus días en Valinor.

La narrativa de Alatar y Pallando se vuelve oscura tras su partida hacia el Este. Tolkien escribió sobre ellos de manera fragmentaria en obras como Los Cuentos Inconclusos y en una de sus cartas, pero nunca desarrolló plenamente su historia que además se contradice entre el texto de los cuentos inconclusos de 1954 y su  carta de 1958. Parece que después de llegar a la Tierra Media, estos magos viajaron hacia las tierras de Rhûn y más allá, junto con Saruman, pero sólo volvió este último y el destino de los otros permanece incierto, aunque Tolkien señaló que parece que fallaron en su misión.

De lo que se desprende de la carta de 1958 podría ser que ni se supieran sus nombres ni que fueran siquiera azules.

Su Misión en el Lejano Este

De las pocas referencias que tenemos intuimos que su misión era crucial, ya que las tierras orientales de la Tierra Media eran una fuente importante de apoyo militar para Sauron. Si los Magos Azules lograron desviar o debilitar parte de ese apoyo, habrían jugado un papel esencial en la victoria de los pueblos libres. Sin embargo, como hemos comentado antes, algunos escritos de Tolkien también dejan abierta la posibilidad de que fracasaran en su misión, sucumbiendo a la corrupción o fundando cultos de magia en esas regiones lejanas. Esta ambigüedad deja espacio para muchas interpretaciones.

Posibilidades y Teorías

La escasez de información sobre los Magos Azules ha generado numerosas teorías entre los estudiosos y aficionados de la obra de Tolkien. Una de las más populares es que Alatar y Pallando se desviaron de su misión y cayeron en la oscuridad, estableciendo reinos de poder y control en las tierras del Este. En esta interpretación, los Magos Azules no fueron derrotados por Sauron directamente, sino que se convirtieron en sus aliados, o al menos en agentes de la oscuridad en esas regiones lejanas.

Por otro lado, otra teoría sostiene que los Magos Azules podrían haber tenido éxito en su misión de crear resistencia contra Sauron. Tal vez ayudaron a movilizar rebeliones o sabotearon los esfuerzos del Señor Oscuro en el Este, reduciendo la cantidad de recursos y tropas que Sauron pudo enviar al Oeste en su guerra contra Gondor y los demás reinos libres. Aunque su impacto no fue registrado en las crónicas de la Tierra Media, su influencia podría haber sido determinante.

Lo interesante aquí es que en el noveno volumen de la historia de la tierra media hay algunas anotaciones tardías de Tolkien, sólo borradores, que señalan que estos magos nunca fueron vistos al oeste de Mordor y que la mención de Saruman en el Señor de los Anillos fue un error de este, que dijo información secreta en un momento de enfado. En estas notas se sugiere que estos magos habrían llegado a la tierra media en la segunda edad con la misión de desestabilizar y causar desorden en los ejércitos de la sombra en el este, misión en la que podrían haber tenido éxito. En estas notas se señala que sus nombres en la Tierra Media fueron Morinehtar (el que mata a la oscuridad) y Rómestámo (el que ayuda al este), para Alatar y Pallando respectivamente.

La Tragedia del Olvido

Una reflexión interesante sobre los Magos Azules es la idea de que, aunque no participaron directamente en los eventos que conocemos de la Guerra del Anillo, su historia refleja la tragedia del olvido. En las tierras del Este, lejos de la vista de los hobbits y los reinos de Gondor y Rohan, estos magos libraron batallas que nunca fueron narradas. Tanto si tuvieron éxito como si fracasaron, sus acciones quedaron perdidas en el tiempo, eclipsadas por los eventos más visibles en el Oeste.

Este concepto refuerza uno de los temas recurrentes en la obra de Tolkien: no todos los héroes son recordados, y no todas las batallas se libran en los grandes campos de batalla o en las ciudades más conocidas. Los Magos Azules representan a esos héroes olvidados que, a pesar de sus esfuerzos, quedaron en el anonimato, sacrificando su historia y legado por un bien mayor.

Reflexiones sobre los Magos Azules

El legado de Alatar y Pallando, aunque envuelto en misterio, nos deja una lección importante sobre la vastedad de la lucha contra el mal en la Tierra Media. Mientras que las historias más conocidas se centran en el Oeste, la verdadera batalla contra Sauron se extendía mucho más allá, hasta las tierras remotas del Este, donde fuerzas que nunca conoceremos se enfrentaron en su propio conflicto.

Los Magos Azules son un recordatorio de que la lucha contra el mal tiene muchas facetas, y no todas son visibles o reconocidas. Su historia, aunque incompleta, nos enseña que incluso en las sombras y en los rincones más lejanos, hay quienes trabajan para mantener el equilibrio del mundo. Alatar y Pallando representan una forma de resistencia que, aunque desconocida, pudo haber sido esencial para la preservación de la Tierra Media.

Conclusión: El Significado y la Tentación de los Istari

Los Istari fueron enviados a la Tierra Media por los Valar con un propósito claro: guiar a los Pueblos Libres en su lucha contra Sauron sin recurrir al uso directo de la fuerza o el poder. Estos magos, aunque poderosos Maiar en su origen, fueron restringidos en su encarnación en la forma de ancianos hombres, una limitación que simbolizaba tanto su humildad como la naturaleza de su misión. No debían imponerse sobre los habitantes de la Tierra Media, sino orientarlos con sabiduría y consejo. Sin embargo, el éxito en esta tarea resultó ser más difícil de lo que parecía, y, al final, solo Gandalf cumplió verdaderamente con su misión.

la tentación principal que enfrentaban los Istari, como señaló Tolkien, era la impaciencia. Esta impaciencia surgía del deseo de lograr el bien rápidamente, lo que los llevaba a querer imponer su voluntad sobre los demás. En el caso de Saruman, esta impaciencia evolucionó en un deseo de poder, que finalmente lo corrompió. Aunque Saruman fue inicialmente el jefe de la Orden de los Istari, su caída comenzó cuando, seducido por la idea de controlar y vencer a Sauron utilizando el poder del propio enemigo, buscó para sí el Anillo Único. Este deseo de poder lo transformó de un guía en un tirano, un reflejo de la corrupción que también consumió a Sauron. Así, Saruman dejó de ser un protector de la Tierra Media y se convirtió en otra amenaza que Gandalf y los Pueblos Libres debían enfrentar.

Gandalf, por otro lado, demostró ser el único de los Istari que mantuvo la integridad de su misión. A diferencia de Saruman, Gandalf no buscaba poder para sí mismo. Incluso cuando se le ofreció el Anillo Único por parte de Frodo, lo rechazó, sabiendo que, aunque podría desear usarlo para el bien, el poder corrupto del Anillo lo destruiría. Su enfoque estuvo siempre en inspirar y unir a los Pueblos Libres, no en controlarlos. Este compromiso con su misión y su resistencia a la tentación de la fuerza lo llevaron a convertirse en lo que Saruman “debió haber sido”, como señala la académica Marjorie Burns. Al final, Gandalf asumió el liderazgo de los Istari, no por ambición, sino por necesidad, y se convirtió en el verdadero guía espiritual que los Valar habían previsto.

Los otros Istari, Radagast y los Magos Azules (Alatar y Pallando), también fallaron en su misión, aunque de maneras distintas. Radagast, aunque no cayó en la oscuridad como Saruman, se desvió de su propósito al volverse demasiado apegado al mundo natural y a las criaturas que habitaban la Tierra Media. Se alejó de su misión principal de guiar a los Pueblos Libres y se centró en la flora y fauna, perdiendo así la perspectiva de la batalla más amplia contra Sauron.

En cuanto a los Magos Azules, poco se sabe con certeza sobre su destino. Tolkien mencionó en algunos escritos que fueron enviados a las tierras del Este, más allá del alcance de la narrativa principal de la Tierra Media. Existen diferentes teorías sobre su destino. En algunos textos, se sugiere que fracasaron, posiblemente fundando cultos o sectas en el Este, lo que implicaría que se desviaron de su misión original de ayudar a los Pueblos Libres. En otros, se insinúa que pudieron haber tenido éxito en su lucha contra Sauron en las tierras orientales, aunque su impacto fue limitado y no se reflejó en los eventos de la Guerra del Anillo en el Oeste. Sea cual sea la verdad, es claro que no lograron regresar a Valinor como Gandalf, lo que implica que tampoco cumplieron plenamente con su propósito.

El fracaso de todos los Istari, excepto Gandalf, subraya un tema recurrente en la obra de Tolkien: la lucha contra la corrupción y el poder. Charles Nelson observa que, aunque el mal en la Tierra Media está personificado en figuras como Sauron, el verdadero peligro muchas veces proviene de dentro. La caída de Saruman, Boromir y Denethor no es causada directamente por Sauron, sino por sus propias debilidades y su deseo de controlar el destino de otros. Esta lucha interna es la verdadera prueba de carácter en la obra de Tolkien, y es en este contexto donde Gandalf emerge como el único de los Istari que no sucumbe al orgullo o a la impaciencia.

El orgullo, como señala Nelson, es el mayor de los pecados y la principal fuente de corrupción entre los Istari. Saruman, al igual que Lucifer, es arrastrado por su orgullo y deseo de gloria, perdiendo de vista su misión original. La comparación con Lucifer es apropiada, ya que ambos comenzaron como seres de gran poder y sabiduría, pero fueron corrompidos por su ambición desmedida. Este paralelismo refuerza la naturaleza angélica de los Istari, como emisarios enviados desde el Lejano Oeste para guiar a los pueblos de la Tierra Media, pero vulnerables a las mismas tentaciones que enfrentan los mortales.

La historia de los Istari es, por lo tanto, una narrativa sobre la responsabilidad del poder y la tentación de la autoridad. Mientras que Saruman y los demás magos fallaron en sus misiones debido a su deseo de controlar y su incapacidad para resistir las tentaciones del poder, Gandalf se mantuvo fiel a su propósito original. Su éxito no radica en su poder, sino en su sabiduría, humildad y capacidad para inspirar a otros. Así, al final, Gandalf se convierte en el verdadero símbolo de lo que los Istari debían ser: guías sabios y protectores desinteresados de la Tierra Media.

Fin

Y con esto termina el episodio de hoy. Si has llegado hasta aquí, no dudes en suscribirte, dejarnos un like y compartir, es lo que más nos ayuda con el algoritmo. Pero sobre todo, déjanos un comentario. El motivo por el que inicié y mantengo este canal es para empezar conversaciones.

Mientras tanto, nos vemos el lunes que viene con un vídeo corto y el jueves con el próximo episodio, ¡hasta luego!

por Atreyu

«Fronteras de Fantasía» es un blog fascinante que te llevará a universos llenos de aventura, misterio y magia. Este espacio se dedica a explorar los límites de la imaginación a través de la ciencia ficción, la fantasía heroica, los cómics, los libros, los juegos de mesa y el rol, sin descartar nada porque Fantasia no tiene fronteras.

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