Watchmen y The Boys

Watchmen y The Boys

¿Qué ha pasado entre Superman y el Patriota?

El concepto de qué es un superhéroe ha cambiado significativamente: comenzaron el siglo pasado como figuras extraordinarias, que destinaban sus poderes a la lucha contra el crimen y la defensa de la justicia, pero fueron evolucionando hasta seres más grises, a veces moralmente ambiguos, antihéroes, peligrosos o directamente corruptos y moralmente cuestionables.

En el post de hoy hablaremos primero de cómo la moral de los héroes era blanca o negra durante la edad de oro, con superman, cómo durante la de plata se profundiza en aspectos psicológicos, como Spiderman, para evolucionar hacia zonas grises en la de bronce, con personajes como el Castigador. Después hablaremos de cómo comienza a oscurecerse, primero con la justificación de los villanos, la llegada del Batman de Miller y la publicación de Watchmen, de Alan Moore. Pasaremos después a analizar los antihéroes, como Spawn, y los héroes peligrosos como Fénix, para llegar finalmente a la desmitificación de la imagen de los superhéroes, con The Boys.

La Edad de Oro (1938-1956)

La Edad de Oro del Cómic americano nace en 1938, con Superman. Los superhéroes se presentaban como modelos de virtud y rectitud, con un claro sentido del bien y del mal. Actuaban como faros de esperanza en un mundo lleno de peligros y adversidades.

Aunque en esta época existían algunos personajes que podrían considerarse moralmente ambiguos en comparación con sus contrapartes más altruistas. Por ejemplo, Namor o The Sandman, que tenían motivaciones algo más complejas y actuaban de acuerdo con sus propios intereses, a veces desafiando las normas establecidas de la sociedad. Sin embargo, eran la excepción. La mayoría de los cómics de esa época seguían un formato bastante simple y directo, con héroes claramente definidos enfrentándose a villanos igualmente claros.

Este modelo se acentúa durante la segunda guerra mundial, periodo en el que los héroes patrióticos fueron particularmente populares, combatiendo a favor del modo de vida americano. Poco después se produce un período de decadencia de los comics de superhéroes, conocido a veces como la “Edad Atómica”, donde los lectores se aventuraron hacia otros géneros, como el western o la ciencia ficción.

A mediados de los 50, en un contexto de preocupación por el incremento de la delincuencia juvenil, Fredric Wertham publica su libro “La Seducción de los Inocentes”, que afirmaba que los cómics provocaban comportamientos ilegales entre los menores. Así varios editores fueron citados a testificar y se creó la Comics Code Authority, para fomentar la autocensura, hecho que marcará las siguientes décadas del cómic.

La Edad de Plata (1956-1970)

En parte debido a que este Código de Cómics se enfocaba más directamente en otros géneros y porque los cómics de superhéroes estaban especialmente equipados para mantener una distancia segura y metafórica de las realidades sociales, los superhéroes comenzaron a experimentar un renacimiento gradual tras la implementación del Código.

Así, con la publicación del primer número del nuevo Flash, en 1956, comienza la edad de plata de los superhéroes. Aunque se desarrolló la caracterización de los superhéroes, apuntando a un público más joven, algunas historias experimentaron un cambio en términos de narrativa y desarrollo de personajes, volviéndose más matizadas y sofisticadas, explorando la psicología de los personajes y sus motivaciones de una manera más profunda.

Un ejemplo destacado de esto es ” Spiderman”, de Stan Lee y Steve Ditko, en 1963. Las historias exploran temas como la responsabilidad, el sacrificio y las consecuencias imprevistas de las acciones heroicas, ofreciendo una visión más compleja del heroísmo.

Más explícito es el ejemplo de La Patrulla Condenada, Doom Patrol, también de 1963. Es un equipo de superhéroes inadaptados cuyos poderes les causan principalmente traumas, creado por Bob Haney y Arnold Drake.

En este contexto, también comenzaron a surgir también los cómics underground orientados a un público más adulto.

Por otro lado, este periodo coincidió con el auge del arte pop. Artistas como Roy Lichtenstein recrearon paneles individuales de cómics, manteniendo elementos como los globos de diálogo y las leyendas, así como puntos de color ampliados a escala imitando el proceso de coloración utilizado en los cómics de la época.

La Edad de Bronce (1970-1985).

Tras un nuevo breve declive de su popularidad, los superhéroes resurgen en lo que se conoce como la Edad de Bronce, que coincide con la jubilación de muchos editores, guionistas y dibujantes, dando paso a una nueva generación de artistas, que comienzan a utilizar las historias de superhéroes como vehículos para abordar cuestiones que van desde la discriminación racial hasta la guerra y la desigualdad económica, reflejando las preocupaciones y tensiones de la sociedad de la época.

Durante la Edad Bronce, varios cómics desafiaron las convenciones establecidas del género de superhéroes, introduciendo innovaciones narrativas, explorando temas tabú y presentando personajes complejos que desafiaban los estereotipos tradicionales. Estas obras no solo ampliaron los límites del género, sino que también influyeron en generaciones futuras de escritores y artistas de cómics.

La serie de Linterna Verde y Flecha Verde, escrita por Denny O’Neil y dibujada por Neal Adams, que se publicó desde 1970 hasta 1972 se suele decir que da comienzo a esta era.  Sigue las aventuras de estos dos héroes mientras recorren Estados Unidos enfrentándose a problemas sociales y políticos reales.

Otro ejemplo icónico es la serie de Héroe de Alquiler, donde Luke Cage, Power Man, creado por Archie Goodwin y John Romita Sr. en 1972, es uno de los primeros superhéroes afroamericanos en tener su propia serie en solitario. La serie exploró temas como la discriminación racial, la injusticia en el sistema legal y la lucha por la igualdad de derechos, proporcionando una representación más diversa y realista en el mundo del cómic de superhéroes.

Ahora comienza a popularizarse también el antihéroe, tanto con el replanteamiento de personajes clásicos como Batman o Daredevil o el Motorista Fantasma, que se vuelven más nocturnos y callejeros, como la creación de nuevos héroes, como el Caballero Luna de Moench y Sienkiewicz, o sobre todo El Castigador, de Gerry Conway, John Romita Sr. y Ross Andru que desde 1974 desafió las convenciones del género de superhéroes al presentar a un personaje cuya sed de venganza lo lleva a cometer actos de violencia extrema, a menudo cuestionando los límites de la justicia y la moralidad en la lucha contra el crimen.

Cabe mencionar aquí también antihéroes como  Deathlok, que debutó en “Astonishing Tales” #25 en 1974 o Juez Dredd, que aparece en la británica 2000 AD, creado por John Wagner y Carlos Ezquerra, en 1977.

Pero quizá entre lo más destacable de la Edad de Bronce, por su influencia posterior, es el relanzamiento de la Patrulla-X de Chris Claremont. Creada por Stan Lee y Jack Kirby en 1963 e inicialmente concebida como un cómic de aventuras sobre un grupo de adolescentes mutantes con poderes extraordinarios, rápidamente evolucionó para convertirse en una serie que abordaba temas como la discriminación, el prejuicio y la aceptación de la diversidad.

El relanzamiento del grupo, con nuevos personajes, representa perfectamente este concepto de zona grises, con antihéroes como Lobezno, por ejemplo. complejo y lleno de ambigüedades morales.

Ya en los 80, la Saga de Fénix Oscura escrita por Chris Claremont y dibujada por John Byrne explora el tema de la corrupción del poder a través del personaje de Jean Grey, que se convierte en Fénix Oscura, una entidad cósmica sedienta de destrucción. La saga desafió las convenciones al presentar a uno de los miembros más icónicos y poderosos de los X-Men como una amenaza para el mundo, cuestionando la naturaleza del heroísmo y la responsabilidad moral.

Villanos no tan malos.

A medida que el género de los cómics evolucionó, los escritores comenzaron también a explorar las motivaciones y los orígenes de los villanos, humanizándolos y dándoles profundidad emocional.

Un gran ejemplo de esto es Magneto. A medida que se desarrollaba su historia, se revelaron sus traumas personales, que moldearon su perspectiva y su creencia en la supremacía mutante como un medio para evitar que los mutantes sufran la misma persecución y genocidio que enfrentó su pueblo, presentando a los lectores una perspectiva más matizada y comprensible del personaje.

En la novela gráfica “Dios ama, el hombre mata”, escrita por Chris Claremont y dibujada por Brent Anderson, se ve por primera vez algo impensable unos años antes: la colaboración entre Magneto y la Patrulla X. El cómic aborda temas de intolerancia, racismo y religión de una manera profunda y conmovedora.

Otros villanos ambiguos nacidos o reinventados en esta época podrían ser Ra’s al Ghul, enemigo de Batman que muestra un inquebrantable código ético, Elektra, creada por Frank Miller en 1981, en continua lucha interna entre el bien y el mal o Veneno, personaje que también oscila en una zona gris oscura.

El final de la edad de bronce

En este contexto se comprende mejor la gloriosa etapa de Alan Moore en La Cosa del Pantano. Moore reconfiguró el origen de este personaje para convertirlo en un verdadero monstruo, en lugar de un humano transformado en monstruo. La Cosa del Pantano ya no era Alec Holland transformado en una planta, sino en realidad una entidad completamente basada en plantas creada tras la muerte de Alec Holland, habiendo absorbido de alguna manera duplicados de la conciencia y los recuerdos de Holland en sí mismo. Este tema influirá notablemente, ya en los 90, en la definición de Spawn, el gran antihéroe de McFarlane.

La cosa del pantano fue el primer título mainstream y de gran editorial en abandonar la autocensura del Comics Code Authority.

Pero será la influencia de Frank Miller en el universo de Batman durante la década de 1980, la que marque un cambio fundamental en la representación de los superhéroes, introduciendo una era de oscuridad y complejidad moral en el género.

El Regreso del Señor de la noche narra la historia de un Bruce Wayne envejecido que regresa a la lucha contra el crimen en una Gotham City sumida en el caos. Esta obra presenta a un Batman sombrío y violento, enfrentándose no solo a villanos, sino también a la corrupción institucional y la decadencia social, introduciendo elementos de cine negro y provocando una reflexión sobre la naturaleza del heroísmo y la justicia.

Este trabajo marcó un cambio significativo en la representación de los superhéroes, desafiando la noción tradicional de los héroes como figuras moralmente incorruptibles. En sus historias, Miller presenta a Batman como un personaje atormentado por sus propias debilidades y obsesiones, cuestionando sus métodos y motivaciones.

Watchmen

De la misma época “Watchmen”, la aclamada novela gráfica escrita por Alan Moore y dibujada por Dave Gibbons, representó un hito crucial en la historia del cómic al transformar a los superhéroes convencionales en algo completamente nuevo.

A través de su narrativa intrincada y sus personajes complejos, Moore llevó el género de superhéroes a nuevas alturas, explorando las sombras y las luces de la condición humana.

Inspirado por las técnicas literarias de William Burroughs, aspiraba a tejer una narrativa que explorara capas de significado a través de símbolos repetidos.

Inicialmente, exploró la idea de partir de los Mighty Crusaders, una serie de superhéroes de MLJ Comics.

Dick Giordano, con experiencia en Charlton Comics, sugirió utilizar personajes de esa editorial, recientemente adquiridos por DC Comics. Sin embargo, dado el tono serio y oscuro que Moore y Gibbons tenían en mente, la idea de utilizar a los héroes de Charlton se volvió inviable. Así que, aunque los héroes de Watchmen comparten algunas similitudes con los de Charlton (como Doctor Manhattan, inspirado en el Capitán Átomo, el Búho inspirado en el Escarabajo o Rorschach, basado en la Pregunta), Moore optó por crear personajes completamente nuevos.

“Watchmen” no solo desafió las nociones tradicionales de heroísmo, sino que las deconstruyó y las sometió a un escrutinio minucioso a través de una narrativa compleja. En lugar de presentar a los superhéroes como figuras de virtud y altruismo, los retrata como individuos con defectos y dilemas morales.

Los personajes de “Watchmen” están llenos de contradicciones y ya no son símbolos de bondad absoluta. Como el Dr. Manhattan, que, aunque posee poderes casi divinos, su desconexión emocional de la humanidad lo lleva a adoptar una perspectiva distante y desapegada. O el Comediante, a pesar de sus acciones atroces, es considerado un héroe de guerra y un símbolo patriótico.

O Rorschach, que sigue un estricto código moral y se considera a sí mismo un vigilante dedicado a hacer justicia, sus métodos violentos y absolutistas plantean preguntas incómodas sobre los límites del heroísmo y la ética. ¿Puede uno ser un héroe si cruza la línea entre la justicia y la venganza?

La Edad Moderna: del Antihéroe a la desmitificación

Tras la publicación del Batman de Miller y de Watchmen, y en medio del evento Crisis de DC, comienza la edad moderna de los superhéroes. En primer lugar gana peso de nuevo la figura del héroe y villano moralmente ambiguos, con zonas grises.

Así, podemos citar de nuevo el Castigador, Daredevil, Caballero Luna y otros que aparecerán nuevos como Nómada, Masacre o Blade.

Cabe destacar también el Spawn, en una fina línea entre héroe y villano, con moralidad ambigua y tendencia a tomar decisiones que no siempre son consideradas como “buenas” según los estándares convencionales. En el mismo sentido, Hellboy, de Mignola, combina elementos de mitología, folclore y horror, y un enfoque anti-establishment que lo coloca en un lugar ambiguo entre héroe y villano en el mundo del cómic.

Uno de los aspectos más destacados de esta exploración es el tratamiento de la violencia. Mientras que los héroes tradicionales a menudo se adhieren a un código de conducta que prohíbe el uso excesivo de la fuerza, los antihéroes están dispuestos a cruzar límites morales y éticos en su búsqueda de justicia. Esta representación de la violencia, a menudo gráfica y visceral, obliga al lector a confrontar las realidades brutales de la lucha contra el crimen y las consecuencias psicológicas y emocionales de la violencia extrema.

Bajo este concepto podríamos encasillar a “The Authority”, creada por Warren Ellis y Bryan Hitch, que se alinea perfectamente con la temática de desmitificación del superhéroe y exploración de la moralidad en los cómics contemporáneos. Esta serie presenta un equipo de superhéroes conocido como The Authority, quienes adoptan un enfoque mucho más pragmático y a menudo violento para proteger al mundo.

El héroe peligroso

También comienza a explorarse el concepto del héroe peligroso, o el héroe que se vuelve villano, una exploración fascinante y perturbadora en el mundo de los cómics.

Antes hemos hablado de Fenix Oscura, pero donde es un tema recurrente es en Superman. La idea de Superman volviéndose malvado ha sido explorada en varias ocasiones en los cómics. En historias como “hijo rojo” y “Injustice”, vemos al Hombre de Acero adoptar un enfoque más autoritario y despiadado para imponer su visión de justicia. Estas narrativas plantean preguntas fascinantes sobre el poder y la responsabilidad, y cómo incluso el héroe más noble podría ser corrompido por sus propios ideales.

En las últimas dos décadas se ha explorado también este concepto en cómics como “Thunderbolts”, de Kurt Busiek y Mark Bagley, un equipo de supervillanos que pretenden convertirse en héroes para ganar la confianza del público.

También es icónico El Vigía, un superhéroe extremadamente poderoso cuyos recuerdos fueron borrados por un evento traumático. O Legión, el hijo de Charles Xavier, que lucha constantemente con su propia cordura. O la Bruja Escarlata en la casa de M, donde la pérdida de control sobre sus poderes la convierten en una peligrosa amenaza.

La desmitificación del superhéroe

La desmitificación del superhéroe se refiere a la representación de los superhéroes de una manera más realista y compleja, alejándolos de la imagen idealizada de figuras perfectas y moralmente incorruptibles. En lugar de ser retratados como seres infalibles y virtuosos, se exploran sus fallas, dilemas éticos y las consecuencias de sus acciones, lo que los hace más humanos y susceptibles a la corrupción o al error.

Por ejemplo, “Umbrella Academy”, creada por Gerard Way y Gabriel Bá, gira en torno a un grupo de superhéroes disfuncionales que fueron adoptados por un misterioso millonario y entrenados para salvar el mundo, pero que ahora se enfrentan a sus propios problemas personales y conflictos internos.

Lo que distingue a “Umbrella Academy” es su enfoque en la psicología de los personajes y su exploración de temas como la identidad, el trauma y la redención. A pesar de poseer habilidades extraordinarias, los miembros de la Academia Umbrella luchan con sus propios demonios internos y luchan por encontrar su lugar en el mundo.

Al mostrar a los superhéroes como seres corruptos o moralmente ambiguos, estas obras cuestionan la idea de que aquellos con poder son automáticamente virtuosos o dignos de confianza. En un mundo donde la autoridad puede ser mal utilizada para fines personales o egoístas, estas historias nos obligan a cuestionar quién realmente está en control y si la vigilancia sobre aquellos en el poder es suficiente.

Este camino es explorado por Mark Millar en “Civil War”, uno de los eventos más importantes de Marvel Comics en los últimos años. La serie explora un conflicto entre los superhéroes de Marvel, divididos en dos bandos sobre la legislación gubernamental que requiere que los superhumanos se registren con el gobierno y revelen sus identidades secretas.

Muchas de estas historias presentan a los superhéroes como parte de una estructura corporativa o gubernamental más amplia, donde son manipulados y utilizados para servir a los intereses de aquellos en el poder. Esto refleja críticas a la corrupción y el abuso de poder dentro de las instituciones, mostrando cómo los sistemas establecidos pueden ser fácilmente corrompidos para beneficio personal o político.

Al presentar a los superhéroes como personajes moralmente cuestionables, estas obras nos instan a reflexionar sobre cómo la moralidad puede verse comprometida en situaciones extremas o de crisis. ¿Hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar para proteger lo que valoramos? ¿Y quién determina qué acciones son moralmente justificables en tales circunstancias?

En este sentido, podríamos mencionar de nuevo a los antihéroes, o con mayor complejidad la obra de Millar, “Kick-Ass”: que sigue a un adolescente común y corriente que decide convertirse en un superhéroe a pesar de no tener habilidades especiales ni entrenamiento.

Algunas de estas historias también exploran la idea de cómo la fama y la celebridad pueden distorsionar la percepción de la moralidad y la responsabilidad. Los superhéroes son a menudo tratados como celebridades, adorados por la sociedad sin cuestionar sus acciones o motivaciones. Esto plantea preguntas sobre la naturaleza del heroísmo y la responsabilidad moral cuando se está bajo el escrutinio del público.

En este sentido, destaca otra obra de Millar: “Jupiter’s Legacy”. La serie presenta un mundo donde los superhéroes han existido durante décadas y han sido los guardianes de la paz y la justicia, pero con el tiempo, la nueva generación de héroes, representada por los hijos de los héroes originales, comienza a cuestionar el legado y la moralidad de sus predecesores.

En “Jupiter’s Legacy”, se examina la dinámica generacional y cómo los valores y las motivaciones pueden cambiar con el tiempo. Mientras que la generación anterior de superhéroes, conocidos como la Unión, estaba comprometida con un código de conducta estricto y moralmente sólido, sus hijos luchan con sus propios dilemas éticos y cuestionan la relevancia de las normas y valores establecidos por sus padres. La serie no solo presenta a los superhéroes como seres moralmente cuestionables, sino que también explora temas como el poder, la corrupción, la familia y la responsabilidad.

Pero, sobre todo, Ennis, conocido por “Predicador” y “The Boys”, adopta un enfoque más brutal y provocativo, explorando la degradación del género superheroico a través de una narrativa cargada de violencia y humor negro.

“The Boys” destaca por su visión implacable y sin censura del mundo de los superhéroes. Ennis, junto con el ilustrador Darick Robertson, crea una historia oscura y perturbadora que cuestiona la ética y la moralidad de los héroes enmascarados. La serie, tanto en cómic como en su adaptación televisiva, muestra una cruda realidad donde los superhéroes son vistos como peligrosos y corruptos.

Esta serie es un relato oscuro y satírico que pone al descubierto las debilidades y corrupciones de los superhéroes, en un mundo donde estos héroes son celebridades adoradas, pero también son manipulados por intereses corporativos y se dedican a actividades ilegales y moralmente reprobables.

Cabe destacar también “Invincible” de Robert Kirkman y Cory Walker. Comienza como una historia típica de superhéroes con un joven protagonista que descubre sus poderes y lucha contra el crimen, la serie pronto se sumerge en temas más oscuros y complejos. A lo largo de la trama, se cuestionan las consecuencias reales de tener poderes extraordinarios y cómo estos afectan a las relaciones personales, la política y la sociedad en general. Además, “Invincible” no teme explorar temas difíciles como la moralidad, la responsabilidad y las consecuencias de la violencia, desafiando así las convenciones tradicionales del género de superhéroes y ofreciendo una narrativa más matizada y reflexiva.

La vida personal de los superhéroes

Con todo, para desmitificar la figura del superhéroe no es necesario convertirlos, como Ennis, en figuras peligrosas, controvertidas y corruptas. Otra tendencia es la presentación de los héroes en contextos diferentes al de sus aventuras clásicas.

Esto permite contemplar a los personajes en escenarios más personales, como ocurre en la vida de la Capitana Marvel, de Marguerite Sauvage, Stohl y Carlos Pacheco, o en Ojo de Halcón de Matt Fraction y David Aja.

Tom King es un experto en este tipo de historias, donde destaca su descripción de la vida familiar de la Visión, de Mr. Milagro o de Adam Strange, entre otros.

Pero todo esto es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Conclusión

Y así hemos pasado de Superman al Patriota, del blanco al negro sin olvidar toda la escala de grises intermedia. Nos hemos dejado muchas obras relevantes por el camino, lógicamente. Si ves alguna muy clara, no dudes en dejarlo en los comentarios.

La evolución del género de superhéroes ha desmitificado la imagen idealizada de los héroes, presentándolos como personajes corruptos, moralmente cuestionables y manipulados por intereses corporativos o gubernamentales.

Las obras de cómics que retratan a los superhéroes como corruptos o moralmente cuestionables no solo ofrecen entretenimiento, sino que también sirven como medio para explorar y comentar sobre temas sociales y políticos relevantes. A través de la deconstrucción de la imagen idealizada del superhéroe, estas historias ofrecen una crítica implícita de diversas problemáticas en la sociedad contemporánea.

Y con esto terminamos por hoy. Si has llegado hasta aquí no te olvides de dejar un like y compartir, es la mejor forma de ayudarnos a seguir haciendo este blog. También puedes dejar un comentario: iniciar conversaciones sobre los temas que me gustan es el motivo por el que comencé y mantengo esta página.

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por Atreyu

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